Vivimos en un momento en el que cada vez podemos adquirir menos bienes y servicios con nuestro dinero porque la cantidad de dinero en circulación ha crecido de manera “exponencial” en las últimas décadas. Esto se produce porque ante la llegada de crisis financieras “se imprime dinero”, según explicó Pablo Gil, analista de XTB y […]
Vivimos en un momento en el que cada vez podemos adquirir menos bienes y servicios con nuestro dinero porque la cantidad de dinero en circulación ha crecido de manera “exponencial” en las últimas décadas. Esto se produce porque ante la llegada de crisis financieras “se imprime dinero”, según explicó Pablo Gil, analista de XTB y gestor profesional, en la celebración de la Crypto Week Madrid Summit.
El crecimiento de la masa monetaria desde 1.970 hasta el año 2.000 seguía un crecimiento de forma “lineal”, afirma Gil, sin embargo, tras el estallido de las puntocom en el año 2.000 se incrementó la creación del dinero a una mayor velocidad. Posteriormente con el colapso del sistema financiero, volvió a subir el volumen de liquidez, un hecho que se repitió con la crisis del Covid, generándose el 25% de todos los dólares que existen en nuestros días en un plazo de un año y medio.
Aunque ahora por primera vez en la historia se está reduciendo la liquidez, “lo que conseguimos con esas inyecciones masivas de liquidez es eliminar los efectos de las recesiones y evitar los desplomes bursátiles”, explica Pablo Gil.
Esto se produce porque los bancos centrales tienen el mandato de “cuidar el sistema financiero”, sostiene el analista de XTB, ya que después de la crisis del 2008 la preocupación por la estabilidad “pasó a un primer plano”.
“Los bancos centrales crean dinero y lo destinan a comprar deuda de gobiernos y empresas, por lo que, al comprar esa deuda, el precio sube y la rentabilidad de la deuda baja”, afirma Pablo Gil.
Con esta mecánica se ha creado el incentivo de endeudarnos porque siempre va a haber alguien “que comprará la deuda que emitamos”, explica Gil y con ello, la deuda “pierde atractivo y capacidad de compra”. Con el incremento de la masa monetaria, “la capacidad del dinero fiat decrece”, afirma Pablo Gil.
Otro de los efectos nocivos es que se invita a mantener cuotas elevadas de deuda con respecto al tamaño de la economía. “De todos los países del G7, solo uno cuenta con un nivel de deuda inferior al 100%”, afirma Pablo Gil.
Cuando los bancos centrales intervienen y compran masivamente la deuda de los gobiernos “el coste de financiación baja” y “no entendemos la capacidad de crecer sin deuda”, lo que convierte a este modelo en algo “preocupante”, expone el analista.
El modelo de Japón ejemplifica este hecho ya que es la economía que lleva actuando de esta manera durante más tiempo. Con ello, la economía japonesa “vale lo mismo ahora que en 1.992”, explica Pablo Gil, “no han crecido nada en 30 años y ahora cuentan con una deuda que supera el 260%”.
Según indica el experto, cada vez interesa menos contar con nuestro dinero en moneda fiat, ya que a un nivel de inflación del 2%, “cada 10 años pierde el 22% de su valor”, añade.
Por ello, en la actualidad se podría invertir en bolsa, aunque el analista lo desaconseja con las valoraciones actuales. Otra opción sería invertir en bonos que son “un valor seguro y cuentan con rentabilidades atractivas”. El inmobiliario es una buena opción, también, para el experto ya que se trata de un “valor refugio histórico”, que no exige una gestión activa, pero asegura un valor.
Otra de las opciones para invertir y evitar que el dinero se devalúe son las criptomonedas. Para Pablo Gil “un porcentaje de la cartera tiene que estar invertido en este tipo de activo” ya que es una apuesta futura “muy potente”.
Lo positivo de la criptomoneda Bitcoin, para el experto, es que tiene un límite finito de 21 millones de los cuales el 91% ya está en el mercado. Pablo Gil considera positivo que las criptomonedas tengan una base deflacionaria o finita.
Sin embargo, el experto advierte que de las 8.500 criptomonedas que existen en la actualidad, “miles de ellas no fructificarán”, aunque se trata de un hecho que sucede “en todas las revoluciones tecnológicas”.
“Algunas criptomonedas triunfarán y otras no, pero también vendrán otras que todavía hoy no existen que serán ganadores en la carrera de futuro”, explica Gil.
El analista manifiesta que “la suma del mundo crypto medido en términos de capitalización agregada va a seguir subiendo con el paso de los años” y que las criptomonedas han venido “para quedarse”, pero hay que “buscar el sentido común a los proyectos en los que se respaldan”.