iStrat es el grupo de estrategia y soluciones de inversión de Wellington. Somos gestores e inversores, como nuestros clientes. Así pues, ¿dónde creemos que debe centrarse la inversión en 2023? Destacamos tres áreas que son prioritarias: 1. Mitigar las pérdidas, ya que la correlación entre la renta variable y la renta fija sigue siendo inestable […]
iStrat es el grupo de estrategia y soluciones de inversión de Wellington. Somos gestores e inversores, como nuestros clientes. Así pues, ¿dónde creemos que debe centrarse la inversión en 2023? Destacamos tres áreas que son prioritarias:
Durante las últimas décadas, la correlación negativa entre la renta variable y la renta fija ha proporcionado un excelente equilibrio a muchos inversores. El año pasado, ambos mercados bajaron, y esta correlación positiva hizo que la relación entre la renta variable y la renta fija pasara de mitigar el riesgo a potenciarlo.
El cambio de correlación fue impulsado por la evolución del entorno económico. Durante la última década, los mercados acabaron asumiendo que los bancos centrales responderían a cualquier deterioro de las condiciones macroeconómicas recortando los tipos de interés y haciendo, como dijo una vez el expresidente del BCE Mario Draghi, "lo que sea necesario". Esto ayudó a mantener la correlación negativa: una economía en dificultades es negativa para la renta variable, pero positiva para la duración cuando la respuesta es la bajada de tipos. Pero ahora los bancos centrales se enfrentan a un aumento de la inflación, lo que plantea la posibilidad de una difícil elección: relajar la política monetaria si las perspectivas económicas empeoran o subir los tipos para frenar la inflación. Los bonos tendrán dificultades en este entorno, especialmente si se percibe que los bancos centrales van por detrás en la lucha contra la inflación.
Creemos que la inflación seguirá siendo un reto (aunque no esté en los máximos actuales de 40 años) y los bancos centrales y los gobiernos se verán obligados a lidiar con esta disyuntiva de crecimiento/inflación. Aunque los bonos pueden seguir desempeñando un papel importante en las carteras por su potencial para aumentar los ingresos, la liquidez y la rentabilidad total, este régimen de alta inflación puede limitar su función de diversificación y protección contra las caídas. Para prepararse, los gestores pueden considerar estrategias que complementen el papel protector de los bonos, como, por ejemplo:
Control activo del riesgo – Otra parte de la solución puede ser tomar un mayor control de los niveles de riesgo en una cartera. Un enfoque que nuestro equipo de multiactivos cree que merece la pena considerar el ajuste activo de las coberturas de la cartera según fluctúe la probabilidad percibida de un descenso del mercado. Por ejemplo, si la probabilidad de una caída a corto plazo es elevada, pueden aplicarse varias estrategias de protección (por ejemplo, opciones, cobertura beta, mecanismos de control de la volatilidad) para ayudar a mitigar potencialmente algunas de las pérdidas a la baja, incluso si la correlación entre la renta variable y la renta fija sigue siendo positiva.
2. Planificación para la incertidumbre cíclica y la volatilidad macro
En la nueva realidad económica descrita, en la que los bancos centrales ya no pueden centrarse exclusivamente en mantener un crecimiento estable, nuestro equipo de estrategas macroeconómicos ha argumentado que volveremos a ver un ciclo económico tradicional con movimientos distintos y posiblemente más frecuentes de una fase a otra. También esperamos una mayor divergencia cíclica entre los países, a medida que los responsables políticos tomen decisiones diferentes sobre el equilibrio entre crecimiento e inflación y a medida que la globalización se vaya deshaciendo. La volatilidad cíclica se traducirá probablemente en un aumento de la volatilidad de los activos macroeconómicos, incluidos los tipos y las divisas. Esto puede crear retos, pero también oportunidades que hay que tener en cuenta:
3. Mirando a través de la volatilidad: ¿cómo deben evolucionar las carteras a largo plazo?
Creemos que estamos en medio de un cambio de régimen, es decir, que los cambios económicos que estamos presenciando son probablemente estructurales y no cíclicos. Teniendo esto en cuenta, creemos que 2023 será un año para que los gestores se aseguren de estar posicionados para el cambio.
Perspectivas de los factores – En un régimen más volátil, los niveles de riesgo de las asignaciones de crecimiento y valor pueden ser menos estables, lo que podría hacer que las asignaciones defensivas sean aún más importantes para equilibrar el riesgo a lo largo del ciclo. Además, como ha señalado nuestro equipo de factores fundamentales, cabe esperar más volatilidad/menos sostenibilidad en los márgenes, más atención a los balances, más oportunidades de selección de valores en todo el espectro de capitalización del mercado y más oportunidades de reversión a la media. Esperamos que esto beneficie al análisis fundamental ascendente (bottom-up) y apoye la gestión activa.