Para evitar llegar a una situación como esta, es necesario seguir varias pautas y buscar la opinión de expertos para gestionar el premio correctamente". 1) Ponga en manos de un experto. Si contratas los servicios de un asesor financiero debidamente acreditado es más fácil que consigas una buena gestión de tu patrimonio, adecuada a tus […]
Dirigentes Digital
| 18 dic 2014
Para evitar llegar a una situación como esta, es necesario seguir varias pautas y buscar la opinión de expertos para gestionar el premio correctamente".
1) Ponga en manos de un experto. Si contratas los servicios de un asesor financiero debidamente acreditado es más fácil que consigas una buena gestión de tu patrimonio, adecuada a tus necesidades y objetivos.
2) Diversifique. Es decir, evita poner todos los huevos en la misma cesta para sacar mayor partido a tu dinero y, sobre todo, para reducir el riesgo.
3) Tenga en cuenta tu perfil de inversor. Es esencial que planees cuánto riesgo estás dispuesto a asumir.
4) Piense a qué plazo vas a invertir y con qué propósito. Antes de tomar cualquier decisión, piensa durante cuánto tiempo puedes vivir sin tocar el premio y en qué quieres emplear lo ganado: no es lo mismo querer conservar tu capital, obtener una renta o incrementar tus ahorros. Cuanto más alto sea el rendimiento que quieras lograr, mayor será el riesgo que deberás asumir.
5) Examine cuál es la liquidez de los productos en los que piensas invertir, es decir, si es fácil recuperar el dinero, si podrá hacerlo de inmediato y si esa operación tendrá un coste. Por ejemplo, las cuentas remuneradas tienen una liquidez total, pero su rentabilidad suele ser más baja que la de otros productos en los que tu dinero está atrapado más tiempo. Con las acciones o con un fondo de inversión, podrás vender y recuperar el dinero en cualquier momento. Eso sí, nunca tendrás la garantía de que podrás recibir, al menos, el dinero invertido.
6) Preste atención a la fiscalidad de tus inversiones. Por ejemplo, los depósitos y los fondos de inversión están sujetos a la misma tributación: el 21% si las ganancias son inferiores a 6.000 euros; el 25% si se gana entre 6.000 y 24.000 euros; y el 27% si se supera esa cantidad. Sin embargo, la forma en que se aplica es distinta, lo que hace que, fiscalmente, unos productos sean más atractivos que otros.