¿Por qué es tan débil el comercio mundial? Sin duda es una de las cuestiones, sin respuesta clara por el momento, que generan más inquietud. Los diferentes tratados comerciales firmados o que en este momento se negocian no son la solución a un problema que parece responder a cuestiones tan distintas como el final del […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
¿Por qué es tan débil el comercio mundial? Sin duda es una de las cuestiones, sin respuesta clara por el momento, que generan más inquietud. Los diferentes tratados comerciales firmados o que en este momento se negocian no son la solución a un problema que parece responder a cuestiones tan distintas como el final del ciclo alcista en las materias primas, la inestabilidad en los mercados de capitales internacionales, el deterioro de las perspectivas económicas y hasta la inestabilidad de tipo de cambio… el proteccionismo, ¿por qué no?
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dedica una parte importante de su último Informe mensual a analizar la evolución del comercio mundial. Indaga sobre el peso de las cadenas de producción internacionales (una tercera parte del comercio son bienes intermedios), la importancia real del tipo de cambio y al final cómo repercute todo ello en las economías exportadores de commodities. Y también en las desarrolladas. Japón es un caso extremo.
El yen se ha depreciado un 35% en tipo de cambio real efectivo en los últimos tres años, más que compensando su subida entre 2008/2011. ¿Por qué esta teórica mejora en la competitividad no se ha reflejado en una mejora de las ventas?
Al final, las exportaciones ahora son un 20% por debajo de los niveles previstos. Y me refiero a los modelos teóricos válidos antes de la nueva política Abenomic.
¿Por qué? Las opciones que propone el FMI son tres:
1. Menor sensibilidad del precio de las exportaciones al tipo de cambio.
2. Elevado peso de la producción externa sobre las ventas totales.
3. Elevado peso de los canales internacionales en las ventas.
Sí, no niego que son factores con elevada interconexión. Pero también plantean algunas ideas interesantes que podrían llegar a extrapolarse a otros países.
Con respecto al primer punto anterior, lo cierto es que muchas compañías japonesas dada la inestabilidad del tipo de cambio optaron hace tiempo por mantener el tipo de cambio de venta estable y asumir vía resultados la subida o la bajada del yen. En concreto, en los últimos años las compañías exportadoras japonesas han registrado aumentos de resultados del 20% compensando el deterioro de los márgenes observado desde el principio de la crisis.
¿Recuerdan el término de externalización? Ahora les voy a dar una cifra: cerca del 25% de la inversión de las empresas japonesas se radica en subsidiarias en el extranjero. Este proceso de externalización se ha podido acentuar en los últimos años dada la fuerte apreciación inicial del yen y por el debate sobre la energía nuclear (y mayor coste energético) tras el terremoto de 2011. Según datos oficiales, si las ventas de las compañías japonesas han crecido un 14% desde 2011 las de sus subsidiarias lo han hecho en un 60%. Al final, más del 60% de las ventas totales corresponden a las subsidiarias y un 40% a las matrices.
Por último, con respecto a las cadenas de valor se estima que más del 11% de sus ventas al exterior incorporan valor añadido internacional. Y a la vez Japón se ha convertido en un importante generador de bienes intermedio, casi un 33% de sus ventas son este tipo de productos.
Consideren todo lo anterior de forma conjunta y valoren, en un momento como el actual de creciente atención a los tipos de cambio como factor de competitividad, si tiene sentido hablar del riesgo de Guerra de Divisas. Aunque, es cierto, esto no significa que muchos gobiernos obvien los beneficios de tener una moneda depreciada. Aunque sea desde el punto de vista de la política monetaria.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España.