Latinoamérica y Caribe es donde la plataforma de alquiler por temporada Airbnb está creciendo más. Hasta el 1 de septiembre de 2017, los anfitriones caribeños obtuvieron más de 220 millones de euros por hospedar a aproximadamente 2 millones de viajeros, un aumento del 100% en Latinoamérica y del 170% en el Caribe, respecto de 2016, según datos de la empresa.
Esa región también es la más avanzada en acuerdos tributarios, con una decena de convenios ya vigentes en México, Islas Vírgenes y Puerto Rico. La capital mexicana, por ejemplo, recauda un 3% de lo que recibe el anfitrión. La tarifa incluye impuestos locales y el cobro lo realiza la propia compañía, que después rinde cuentas al Gobierno.
“Estamos orgullosos de haber simplificado la recaudación de impuesto a nuestros usuarios y esperamos pronto firmar acuerdos con gobiernos en todo el continente”, dijo el director para Airbnb Latinoamérica, el barcelonés Jordi Torres, cuando anunció, en mayo, nuevas oficinas en México y Buenos Aires.
“La capital argentina cuenta con una gran oferta de casas y se incorporó a Airbnb de manera orgánica, como en Europa. México está muy fuerte, pero Brasil es el número uno”, señalaba entonces el español, cuando la compañía ya tenía acuerdos con 275 gobiernos, menos en Brasil.
Todos los sectores
El país tropical, de hecho, no tiene fácil crear impuestos en plena crisis. Pero en São Paulo la iniciativa cobró impulso con el alcalde João Doria (centro-derecha), “que pidió oír a todos los sectores afectados”, según dijo Paulo Frange (centro), autor de un proyecto de ley al respecto.
En una audiencia pública este miércoles 20, el subsecretario de Hacienda de esa ciudad, Pedro Ivo, dijo que el proyecto busca “dar seguridad jurídica” a quien recibe huéspedes, una actividad que “debe ser gravada debido a su naturaleza de servicio”.
“Ejercemos nuestra actividad basados en la ley de inquilinato y en el código civil en lo que concierne al derecho de propiedad”, replicó la propietaria Raquel Nicastro, representante de los anfitriones que se oponen a una nueva tasa. Fernando Mazoneto, consultor jurídico de Airbnb, se manifestó en contra de “cercenar el derecho de ejercer una actividad que promueve justamente el turismo”.
Reglamentar, no cercenar
“Estamos a favor, no en contra de Airbnb. Inclusive utilizamos recursos similares, pero creemos importante rever la cuestión tributaria para ambos”, le dijo a DIRIGENTES Daniela Pizzolato, general manager de Accor en São Paulo, que se pronunció por “bajar los impuestos a los hoteles”.
En línea similar se pronunció Manuel Gama, presidente del Foro de Hoteleros de Brasil, quien especificó que su sector no rechaza a anfitriones que comparten su hogar, sino a “quienes usan inmuebles vacíos para explotarlos como hospedaje”.
Cifras expuestas en la sesión muestran que cumplir con el fisco les demanda a los hoteles una ocupación permanente del 50%. Rio de Janeiro, destino turístico local por excelencia, no pasa del 30% después de los Juegos Olímpicos, según datos oficiales.
Tributos y desarrollo
“¿Por qué somos tratados como tercer mundo y la empresa no acepta pagar impuestos en Brasil como lo hace en otros países?”, interpeló Frange, que propone aplicar a Airbnb una tasa por su intermediación (2%) y utilizar ese recurso para auxiliar a personas sin vivienda.
Directivos de Airbnb Brasil no comentaron las propuestas y alternativas tratadas durante la audiencia debido a que “el terremoto de México concentró todos sus esfuerzos”, le dijo a DIRIGENTES un portavoz. La abogada Ana Carpineti, en tanto, sostuvo que la empresa “no se niega a pagar impuestos y que está negociando” cuánto y cómo pagará.
La compañía global reportó que, en los últimos 12 meses concluidos en septiembre de 2017, sus huéspedes gastaron 2.250 millones de euros en restaurantes americanos. De ese volumen, 130 millones fueron en locales de Latinoamérica. Dos ciudades brasileñas (Rio y Sao Paulo) recibieron más del 60% (79 millones) del monto, mientras que, hasta mayo, tributó 200 millones de euros en los 275 jurisdiciones citadas por Torres.
En un país como Brasil, parado hace tres años, la cifra sirve para entender el éxito de la plataforma y también las iniciativas de gravarla. Más allá del acuerdo al que se llegue, queda claro que Airbnb tiende a crecer en la economía local y que su tributación, en fin, es sólo una cuestión de tiempo.