La salida de Joaquín Almunia de la Comisión de Asuntos Económicos en noviembre no va a suponer un respiro para las grandes tecnológicas estadounidenses en Europa. Bruselas ha cogido carrerilla abriendo expedientes contra las multinacionales que aprovechan el sudoku de sistemas tributarios en Europa para radicarse en el país que más ventajas ofrezca y desviar los beneficios obtenidos en el restos de estados bajando considerablemente el pago de impuestos.
El último ha sido Amazon, que tiene su matriz europea en Luxemburgo. La Comisión acusa al país de ofrecer ventajas fiscales desde 2013, en una práctica que atenta contra la libre competencia de la Unión.
La filial estadounidense paga un canon fijo a Luxemburgo por tener su sede en el país que posteriormente se deduce en el pago del Impuesto de Sociedades. La mayoría de ingresos que genera Amazon en Europa son agrupados en esta filial. Según explica la Comisión, "Luxemburgo garantiza una ventaja económica a Amazon al permitir al grupo pagar menos que otras compañías cuyos beneficios están valorados en términos de mercado".
Tras la publicación del expediente, se abre un periodo de alegaciones para las partes implicadas para defenderse de la acusación y evitar duras sanciones. Luxemburgo ya ha dicho que las ayudas por las que está investigado son infundadas y ya ha mandado toda la documentación pertinente a Bruselas para demostrarlo.
La semana pasada la Comisión acuso de una práctica parecida a
Apple y a Irlanda. Abrió expediente sancionador porque el país beneficia fiscalmente a la compañía frente al resto del sector. También abrió una nueva investigación a Google por posición dominante por su sistema operativo para móviles. El expediente se une a los que tiene abierto por abuso de su buscador y derecho a la privacidad. También investiga a Twitter
y Facebook, que se organizan societariamente con filiales en Irlanda donde aglutinan los negocios en Europa.