Los países latinoamericanos parecen estar en un típico torbellino tropical al cabo de la primera mitad de la década 2010-2020. Brasil en caída libre, Venezuela tambaleante y Argentina en un nuevo ocaso son las escenas más dramáticas del fenómeno. La baja del crudo y las materias primas, los escándalos venales y la desaceleración china han […]
Dirigentes Digital
| 11 dic 2015
Los países latinoamericanos parecen estar en un típico torbellino tropical al cabo de la primera mitad de la década 2010-2020. Brasil en caída libre, Venezuela tambaleante y Argentina en un nuevo ocaso son las escenas más dramáticas del fenómeno. La baja del crudo y las materias primas, los escándalos venales y la desaceleración china han cambiado drásticamente el escenario de la región. El flirteo de Chile con la corrupción, el vigor emergente de Perú y la marcha de Colombia hacia la paz complementan el cuadro.
Con Cuba entrando en la ruta norteamericana, México en una encrucijada oscurantista y Uruguay buscando una expulsión del Mercosur, el panorama de 2015 en ese continente, donde se encuentran cuatro países de la flamante Alianza Trans-Pacífico (TPP), era impensable tan sólo un año atrás.
Entre ciclos
Un ciclo de bonanza en la región favoreció en la última década a unos 200 millones de personas, un 38% de la población. Ahora los beneficiados -que dejaron de ser pobres pero no entraron a la clase media- corren peligro de perder sus conquistas, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En 2011, América Latina creció 4%. En 2014, sólo 1%. El FMI prevé que este año ese índice caiga a un 0,3% y que en 2016 avance sólo un 0,8%, un pronóstico que acentúa las dificultades que experimentará la región para mantener las políticas sociales y promover un nuevo ciclo de expansión.
El correlato político de ese desempeño es una reconfiguración de fuerzas, un recambio de líderes y una actualización de los modelos en este cierre de 2015, el año en que la región ajustó su rumbo.
Brasil: un gigante a la deriva
Con la presidenta Dilma Rousseff elegida para un segundo mandato, Brasil se preparaba en 2014 para una nueva aceleración de su economía, alimentando la ilusión de una victoria en el Mundial de Fútbol y la perspectiva de asomarse al mundo desarrollado tras superar al Reino Unido en el ranking de la economía mundial.
A poco de iniciado 2015, sin embargo, se reveló como un país de extensas grietas en sus instituciones, en profunda crisis estructural y ahora en franco retroceso. Las redes de corrupción, el pronóstico de una caída del 2,44% del PIB este año (con tendencia a continuar en 2016) y la rebaja de su deuda a bono basura, se conjugaron con las embestidas destituyentes y el desprestigio de la clase política en general para retratar a la mayor economía sudamericana como un gigantesco ídolo emulando el vuelo de Ícaro.
Venezuela: una barricada contra la realidad
Bajo la mira internacional por su controvertida política de derechos humanos y en medio de una acelerada degradación económica a causa de la depreciación del crudo, Venezuela organizó las elecciones del 6 de diciembre como una suerte de barricada.
De un lado, la retórica revolucionaria del chavismo, que adjudica los males que sufre el país (desabastecimiento, inflación, desvalorización monetaria, vaciamiento de reservas, contracción) a la acción de una diabólica oposición confabulada con el imperialismo. Del otro lado, el FMI, que estima una contracción del 10% en su economía, con la consecuente repercusión social y agravamiento del cuadro en los próximos meses.