Durante el primer mes de 2018, los fondos de inversión registraron un crecimiento de 5.791 millones de euros y hasta alcanzar los 268.638 millones de euros de patrimonio, según los datos facilitados por la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones. Estas cifras muestran el atractivo que están teniendo estos productos entre […]
Dirigentes Digital
| 22 feb 2018
Durante el primer mes de 2018, los fondos de inversión registraron un crecimiento de 5.791 millones de euros y hasta alcanzar los 268.638 millones de euros de patrimonio, según los datos facilitados por la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones. Estas cifras muestran el atractivo que están teniendo estos productos entre los pequeños y medianos inversores. En detrimento de los productos de ahorro de toda la vida (depósitos a plazo, pagarés bancarios o cuenta de alta remuneración) que se han visto afectadas por el abaratamiento en el precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE). Esta factor ha provocado que buena parte de los ahorros se hayan dirigidos hacia los fondos de inversión como alternativa para rentabilizar el patrimonio de los usuarios. No obstante, una de las dudas que plantea su contratación es cuánto dinero va a parar a las comisiones de los mismos. Debido que a presentan diferentes tasas, algunas de ellas obligatorias y otras optativas, en función de los modelos confeccionados por las gestoras. Porque hay que asumir que no todos los fondos presentan los mismos gastos Una de las características más relevantes de los fondos de inversión es que, a diferencia de otros productos financieros, presentan varias comisiones. Aunque esto no quiere decir que se apliquen en todos los casos a sus titulares. Afectan tanto a las carteras basadas en renta variable como fija o incluso desde los modelos alternativos. En todos los casos hay una comisión mínima que habrá que cumplimentar al contratarlos. Su cuantía no es fija y está impuesta por las gestoras y los bancos. En cualquier caso, oscila entre el 0,50 % y 2,25 % anual sobre el capital invertido. No todos los fondos de inversión son iguales, al igual que sus comisiones. En cualquier caso, se deducen del valor de liquidación del propio fondo, al cargarse directamente sobre el mismo. Como consecuencia de su gestión, los titulares no perciben su aplicación y prácticamente no afecta a la rentabilidad que puedan generar los fondos de inversión. Aunque lo más interesante es conocer cuáles son las comisiones que pueden ser aplicadas en este producto destinado a la inversión para detectar si realmente merece la pena contratarlos o no. Comisiones fijas en todos los fondos De entre todas ellas, la de gestión y depósito son las más habituales y siempre están presentes al suscribirlos. Se trata de unas comisiones obligatorias que son cobradas por la gestora y depositario y que ya están deducidas sobre su valor de liquidación. Es decir, están descontadas de sus posibles beneficios y por tanto no hay que desembolsar ningún importe. No obstante, y aunque son muy parecidas entre sí, presentan alguna que otra pequeña diferencia entre ellas. Por lo que respecta a la primera de ellas es cobrada directamente por la gestora. En ninguno de los casos puede sobrepasar el límite del 2,25 % sobre el patrimonio del fondo Mientras que la de depósito es aplicada por la entidad depositaria, es decir el banco, por las tareas administrativas que realiza. También tiene un límite legal del que no puede excederse y que en este caso queda establecido en el 0,2 % anual sobre el patrimonio del fondo suscrito. Una nota predominante es que estos porcentajes son más altos cuando la complejidad del fondo es mayor. Es decir, normalmente un fondo de inversión de renta variable tiene comisiones más altas que otro basado en fija. Al igual que si la procedencia de los activos financieros proceden de áreas geográficas muy alejadas del lugar de contratación. En este sentido, hay que destacar que casi siempre los fondos nacionales son más baratos que los internacionales. Gastos opcionales Bien diferentes son las comisiones de suscripción y reembolso ya que se caracterizan, porque a diferencia de los anteriores, se ejecutan en el momento de realizar estas operaciones. A través de porcentajes que se deducen de cada uno de estos movimientos. No obstante, es muy frecuente que estén exentos de estos gastos al no ser obligatorios. Son precisamente los que más encarecen su contratación, con un límite más amplio que en las restantes comisiones que coincide con el 3 % sobre el importe suscrito o reembolsado. Con un pequeño matiz en su aplicación ya que la primera de las comisiones se ejecuta cuando el cliente compra participaciones del fondo. Por el contrario, el de reembolso se materializa en su venta. Por otra parte, tampoco puede olvidarse que hay otras tasas más desconocidas y a la vez infrecuentes que se derivan del proceso administrativo: gastos de envío, folletos de información, etc. Bajo una cuantía que apenas afecta a la rentabilidad de la operación. La última novedad: comisión de éxito La ultima tasa en aterrizar al mercado está motivada por un modelo de gestión diferente. Basado en cobrar un porcentaje de los beneficios si se consigue un objetivo mínimo en los mismos. Se trata de una estrategia muy renta para los inversores ya que indicará que las plusvalías generadas han sido muy importantes. En caso de no llegar a estos niveles de retorno al ahorro, el cliente no pagará un solo euro por este concepto. El importe de esta comisión es mucho más flexible que las anteriores y puede perfectamente alcanzar el 20 %. La irrupción de esta comisión se debe a un deseo de las gestoras para despertar el interés entre los clientes para qué acepten estos fondos de inversión.