“Podría ser hora de retirarse de Argentina”, tuiteó Forbes el 3 de mayo y más de 125.000 lectores hicieron click para leer a continuación sobre la más reciente crisis en el país de Messi, Evita y el Che Guevara. Una semana después, el país negocia con el FMI un auxilio financiero preventivo estimado, extraoficialmente, en 30.000 […]
Dirigentes Digital
| 09 may 2018
“Podría ser hora de retirarse de Argentina”, tuiteó Forbes el 3 de mayo y más de 125.000 lectores hicieron click para leer a continuación sobre la más reciente crisis en el país de Messi, Evita y el Che Guevara. Una semana después, el país negocia con el FMI un auxilio financiero preventivo estimado, extraoficialmente, en 30.000 millones de dólares. La escena contiene todos los elementos que los argentinos asocian con un desmadre: dólar en alza, devaluación monetaria del 8,4% en un día, inflación en torno del 30% y aumento de 27,2% a 40% en el interés básico de la economía en sólo una semana. Por eso, el latiguillo de “como en el 2001” trajo un mal presagio allí donde se escuchó en estos días. La evocación igualaba la imagen de Mauricio Macri a la del presidente Fernando de la Rúa, destituido en aquel año, en pleno incendio social y financiero del país. Con los servicios públicos encarecidos tras el fin de los subsidios estatales, recordar aquel naufragio tenía potencial para alterar el humor de una población, ya estremecida, ante la perspectiva de un inminente invierno crudo (aquí comienza en junio): el gas, combustible usado para la calefacción, aumentó 40% en abril. VIDA EN DÓLAR Dos días después del 1˚ de mayo, día en que trabajadores y clase media estaban inquietos por igual, el “gradualismo” predicado por Macri (reformas de impacto minimizado) pareció haber sido abandonado cuando el Banco Central usó 5.000 millones de dólares para frenar el billete verde. La divisa, cotizada a 18,40 en enero, llegó ese jueves (3) a 23,30. Este lunes (7), se mantuvo fluctuando y cerró a 23,07 en un ambiente de volatilidad que los analistas consideran que persistirá en el medio plazo más allá de la artillería desplegada en su contra. Los argentinos -que suelen ir de la euforia al pánico, o viceversa, según estén posicionados en esa que, sin embargo, no es su moneda soberana- permanecían en la incertidumbre el pasado martes cuando el peso se desvalorizó otro 2,47% y la bolsa se desplomó 4%. DINERO PREVENTIVO El presidente Macri salió entonces a enfrentar los ánimos de la Nación y dijo que estaba conversando con el FMI a fin de obtener “una línea de apoyo financiero” para fortalecer el programa de crecimiento y desarrollo. “Somos de los países que más dependen del financiamiento externo y las condiciones mundiales están cada día más complejas”, agregó, explicando que el pedido de auxilio al Fondo ocurre en un escenario en que “suben los tipos de interés, sube el petróleo y se han devaluado las monedas emergentes, entre otras variables”. Es un “financiamiento preventivo”, enfatizó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien afirmó que el préstamo tiene “las tasas más bajas” del mercado y “aumenta la solvencia del país” sin elevar la deuda. Además, remarcó, “el FMI de hoy es muy distinto al de hace 20 años”. Esta última observación apuntaba directamente al fantasma del default de 2001, agitado por sectores que tienen el propósito de debilitar a los actuales gobernantes a fin de vencerles en 2019, cuando habrá elecciones presidenciales.O destituirles antes. VOLATILIDAD Y PÁNICO Medios internacionales influyentes y de líneas diferentes, como Financial Times y Deutsche Welle, reafirmaron, no obstante, la visión de que las condiciones actuales no se asemejan a las de 2001 y respaldaron la actuación de las autoridades. “A pesar de que aún hay mucho para hacer, Argentina mostró que tiene espacio político y capacidad técnica para estabilizar la economía”, dijo el primero citando a un analista de mercados emergentes. El segundo, en tanto, presentó una compilación de análisis de diversos especialistas, concluyendo, con la proverbial precisión y humor germánicos, en un título explícito: “Peso argentino: que no cunda el pánico”.