Paul Schenk, analista de valores financieros globales en Newton (parte de BNY Mellon), recuerda cómo las acciones de la banca estadounidense han subido más de un 50% desde los mínimos alcanzados tras el referéndum del Reino Unido sobre la pertenencia del país a la Unión Europea. “Pese al entusiasmo que suscita el sector, nosotros somos […]
Dirigentes Digital
| 23 feb 2017
Paul Schenk, analista de valores financieros globales en Newton (parte de BNY Mellon), recuerda cómo las acciones de la banca estadounidense han subido más de un 50% desde los mínimos alcanzados tras el referéndum del Reino Unido sobre la pertenencia del país a la Unión Europea. “Pese al entusiasmo que suscita el sector, nosotros somos reacios a participar en la euforia, al considerar que muchas acciones bancarias estadounidenses son relativamente poco atractivas”, indica el gestor en un reciente análisis. El experto considera que pese a que la subida de los tipos de interés podría conducir a una mejora de los márgenes de intereses netos en el corto plazo, la industria bancaria estadounidense está todavía muy fragmentada. “Nuestra expectativa es que los bancos utilicen esta ventaja de márgenes para mejorar las condiciones que ofrecen a sus clientes y competir de este modo entre sí, con lo que probablemente desaparecerá con el tiempo”, indicando que “tal como hemos visto a través de varios ciclos de tipos de interés estadounidenses, los precios del sector están orientados al logro de niveles de ROE razonables, no a su maximización”. Regulación Trump Schenk también se muestra escéptico con las perspectivas de una relajación considerable de los requisitos de capital obligatorios. “Las propuestas iniciales indican que los coeficientes de apalancamiento podrían convertirse en un componente mayor del régimen de capital de la banca, lo cual justificaría niveles de capital más altos, en lugar de más bajos”, explica. A su juicio, los principales beneficiarios de cualquier relajación serían los bancos estadounidenses de menor tamaño, pues las entidades más grandes continúan acusando la preocupación en torno a su importancia sistémica. Reconoce que el recorte previsto en el impuesto de sociedades afectaría positivamente a los beneficios de los bancos. Sin embargo, recuerda que estos cambios impositivos aún son muy inciertos, tanto en cuantía como en calendario, “y también es probable que beneficien a otras compañías estadounidenses que nos parecen más atractivas desde un punto de vista temático como inversiones a largo plazo para nuestros clientes”. En su análisis, el experto hace referencia a una conversación mantenida con Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan, sobre las cifras del cuarto trimestre de la entidad. “Durante la llamada, comentó que “en lo que respecta a impuestos, para que la gente lo entienda, así es: en general, si se reduce el tipo impositivo (digamos que a un 20%) y el resto de condiciones no cambian, esa mayor rentabilidad desaparecerá debido a la competencia con otras entidades”, indica. En definitiva, aunque los cambios en la política estadounidense podrían suponer un nuevo impulso para la banca del país, junto con una curva de tipos ‘menos estresante’, el experto se pregunta en qué medida se halla este potencial positivo ya reflejado en los precios. “Dada la incertidumbre que rodea a la implementación de las políticas de Trump, consideramos que existe poco margen de error descontado en la mayor parte del sector si la actual euforia acaba siendo injustificada”, sentencia.