Un crecimiento cada vez más lento, es la primera que señalan desde la agencia de calificación crediticia Fitch; para, seguidamente, advertir también sobre un aumento de los costes operativos y "el comienzo de una convergencia gradual con las mismas entidades de las que tratan de desintermediarse". Los principales afectados por esta tendencia serán las empresas […]
Dirigentes Digital
| 23 dic 2015
Un crecimiento cada vez más lento, es la primera que señalan desde la agencia de calificación crediticia Fitch; para, seguidamente, advertir también sobre un aumento de los costes operativos y "el comienzo de una convergencia gradual con las mismas entidades de las que tratan de desintermediarse".
Los principales afectados por esta tendencia serán las empresas de financiación al consumo, intermediarios hipotecarios, prestamistas a plazo, gestores y fondos de inversiones alternativas, entre otros.
La banca tradicional, explica la firma, dará "una de cal y otra de arena" a la banca en la sombra. Pues, continuarán ahondando en sus estrategias de colaboración con ésta, al menos en el corto plazo, asociándose o prestando con estas entidades, "para participar de su éxito y aprovechar su know how tecnológico y estratégico".
Aunque esto "facilita el crecimiento de sus competidores, también permite a los bancos tradicionales participar en una oportunidad potencial de crecimiento sin atraer los mismos niveles de escrutinio regulador" y les proporcionan conocimientos valiosos sobre la evolución del paisaje fintech, que podría ser clave en sus respuestas competitivas a largo plazo.
Un ejemplo de esta estrategia es la alianza de JP Morgan con OnDeck Capital para ofrecer pequeños préstamos a pymes.
Ahora bien, la banca tradicional seguirá presionando por una mayor regulación de la banca en la sombra, "ya sea abierta o discretamente, ante su tamaño, interconexión y, en ciertos casos, su naturaleza centrada en el consumidor".
Además, añade Fitch, con o sin su insistencia, "esperamos que los reguladores agudicen su enfoque sobre la banca en la sombra en 2016, ya que cada vez es más grande, crece más rápido y demuestra menos transparencia que la banca tradicional, señales todas de potencial riesgo sistémico". Como mínimo, advierten, esto podría resultar en un aumento de los costes de informes y cumplimiento, limitando la rentabilidad de la que han disfrutado hasta ahora. Cambios más amplios, como requisitos mínimos de capital o limites a los tipos de interés, tendrían efectos más perturbadores.
En este sentido, recordemos las palabras de Josina Kamerling, directora de regulación de CFA Institute, quien este verano señalaba que la banca en la sombra es "clave para la economía europea", para poder sacar adelante un mercado de inversión que traiga intereses de fuera de Europa, porque, además de hacer frente a los riesgos (que tan claros han quedado tras la dura crisis que ha padecido el mundo), tenemos que "revivir el crecimiento".
Así, sí, es necesario tener un control sobre ella, "hay que supervisar, que es distinto que regular", afirmaba. Considera que en cada producto de banca en la sombra es esencial la "transparencia y la supervisión sobre el riesgo, no la regulación en sí". El inversor debe tener toda la información, pero no se debe tratar de encajonar esta financiación no bancaria en una normativa fija estricta. Por otra parte también es fundamental la educación financiera del inversor, pues "no sólo debemos atender a la información que puede ofrecer el sector financiero, sino educar al inversor, que conozca su perfil de riesgo, debemos concienciarle sobre eso".