Según un reciente estudio elaborado por PWC y el IE Business School, "conforme se consolidan las nuevas prácticas de regulación, supervisión y resolución en la Unión Bancaria, con el correspondiente endurecimiento de las exigencias de capital, más evidente resulta la discriminación entre el sistema bancario formal, que está sometido a fuertes restricciones, y la denominada […]
Dirigentes Digital
| 09 dic 2015
Según un reciente estudio elaborado por PWC y el IE Business School, "conforme se consolidan las nuevas prácticas de regulación, supervisión y resolución en la Unión Bancaria, con el correspondiente endurecimiento de las exigencias de capital, más evidente resulta la discriminación entre el sistema bancario formal, que está sometido a fuertes restricciones, y la denominada banca en la sombra".
Y es precisamente esta diferencia en el trato a las distintas entidades, y también en los costes, donde los expertos ponen todo su énfasis crítico. A su juicio, son estas diferencias las que tienen consecuencias negativas para la rentabilidad del sistema financiero europeo, "ya de por sí limitada por las secuelas de la crisis financiera, los bajos tipos de interés y las propias exigencias regulatorias".
Del mismo modo, consideran que la irrupción de la digitalización en el negocio bancario ha abierto las puertas a nuevos jugadores, que no necesitan apenas infraestructura para operar en determinados nichos de actividad, mientras que las tradicionales barreras de protección de las entidades de crédito, como la red de sucursales físicas o la cercanía al cliente, han perdido eficacia.
"La solución a este problema de discriminación es compleja y desde luego desborda los límites de la Unión Bancaria", aseguran, indicando que el debate se debe situar más en foros como el Consejo de Estabilidad Financiera o el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. Aún así, desde la firma reconocen que un primer paso para avanzar en la dirección correcta sería tomar conciencia de la importancia sistémica de este segmento de mercado, cuyo volumen está estimado en más de 70 billones de dólares, lo que implica la necesidad de un papel más activo del regulador.
Los expertos ponen un ejemplo claro de cómo las diferencias de trato entre la banca en la sombra y la ‘tradicional’ pueden suponer un serio problema para estas últimas en materia de costes y rentabilidad: "las inversiones en tecnología son un intangible que consume capital para una entidad de crédito, mientras que no lo hace en una compañía no financiera, aunque pueda tener actividad en negocios tradicionalmente relacionados con la banca".
Desde PwC reconocen que la banca en la sombra actúa como fuente de financiación alternativa para las empresas. Pero a su juicio, "también es vulnerable a los problemas de liquidez, tiene propensión al apalancamiento elevado y sobre todo tiende a crear interrelaciones explícitas o implícitas con el sistema financiero formal", lo que generaría problemas de contagio en las dos direcciones en situaciones de tensión financiera. "Todo ello refuerza la tesis de que su actividad es sistémica y sugiere la necesidad de idear algún tipo de sistema de control que limite los riesgos", aseguran los expertos.
Pese a los recientes avances, el informe considera que todavía queda trabajo por hacer para que el proyecto de Unión Bancaria cumpla con sus tres grandes objetivos: romper el círculo vicioso que vincula a las entidades de crédito con el riesgo soberano, impedir que los contribuyentes vuelvan a pagar los costes de una crisis bancaria y normalizar el flujo de crédito a empresas y hogares.
Entre los principales retos para conseguirlos, los expertos abogan por una legislación realmente homogénea y consistente, así como una mejor coordinación entre los centros de decisión en Fráncfort y Bruselas sin separación de las funciones de supervisión y resolución. También urgen a completar el proceso de toma de decisiones políticas que faltan, como la creación de un Sistema Europeo de Garantía de Depósito o la revisión del procedimiento de recapitalización directa de los bancos a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad.