China tiene dos mercados principales de valores: Shanghai y Shenzhen. Hong Kong, la colonia devuelta por Reino Unido a los chinos hace ahora veinte años, cuenta con otra bolsa pero su funcionamiento es completamente distinto. Para empezar, el Hang Seng de Hong Kong es un índice abierto a la inversión internacional, no como las bolsas […]
Dirigentes Digital
| 31 ago 2017
China tiene dos mercados principales de valores: Shanghai y Shenzhen. Hong Kong, la colonia devuelta por Reino Unido a los chinos hace ahora veinte años, cuenta con otra bolsa pero su funcionamiento es completamente distinto. Para empezar, el Hang Seng de Hong Kong es un índice abierto a la inversión internacional, no como las bolsas en Shanghai o Shenzhen. Y, aunque Hong Kong es oficialmente parte de China, tiene su propia divisa (la cual responde a una política monetaria propia e independiente). Las bolsas chinas, por su parte, continuan sometidas a controles estrictos sobre la balanza de capitales. Esto significa, entre otras cosas, que no pueden reciben libremente inversiones del exterior. Actualmente existen los mecanismos QFII, que pueden taducirse como ‘inversiones institucionales extranjeras cualificadas’, unas cuotas reguladas de inversión extranjera insuficiente para afectar a las cotizaciones. Sin embargo, desde hace meses se vienen acometiendo reformas, como bien demuestra la inclusión de doscientas empresas cotizadas chinas dentro del principal indicador dedicado a las naciones emergentes: el MSCI. Esto, sumado a las conexiones de Shanghai o Shenzhen con Hong Kong, ofrece nuevas alternativas para invertir en China. “Tomando como referencia la solvencia, o los beneficios, lo mejor ahora es invertir en las empresas cotizadas de Shenzhen”, señala Alicia García-Herrero, desde Natixis, a F & M. ‘Las empresas chinas del MSCI presentan peores fundamentales al ser un tercio de ellas bancos’, concluye Garcia-Herrero. Una de las claves fundamentales para invertir en acciones chinas es evitar lo que se conoce como empresas zombies. Las empresas zombies se definen como aquellas con un beneficio EBITDA inferior al pago total de intereses (EBITDA / pago de intereses < 1). En China, sobre tres mil cotizadas, el porcentaje de compañías que presentan esta anomalía asciende al 11%. En el resto del mundo, sin embargo, la media no suele ser superior al 5%. “Si una empresa ve reducidos sus beneficios, mientras aumenta su apalancamiento, es clara candidata a tener problemas”, señala Xu Jin, del think-tank gubernamental Academia China de las Ciencias Sociales, a F & M. Sectores asociados a la ‘nueva economía’, como semiconductores o renovables, no presentan los problemas de otras industrias tradicionales. Dentro del sector de los semiconductores, por ejemplo, no se encuentra ninguna empresa zombie. La media del ratio EBITDA sobre el pago total de intereses equivale a 15. Solamente el 19% de las empresas pertenecientes a esta industria son estatales. Y su gasto en capital, dada la expansión de los semiconductores, aumenta a tasas interanuales del 56%. Por el contrario, las energías no renovables contabilizan un 23% del total de empresas zombies. Sus ingresos de explotación están descendiendo a un ritmo del 11%. Su gasto en capital también cae, anualmente, un 25%. Y la titularidad estatal, en este caso, es del 92%. Sin embargo, tanto las conexiones con Hong Kong como el MSCI tienen empresas asociadas, sobre todo, a la ‘nueva economía’. Solamente el MSCI mantiene una presencia algo superior del sector financiero tradicional. Pero ambas opciones son atractivas en comparación, por ejemplo, con el índice general de Shanghai. Tanto la conexión de Shenzhen con Hong Kong, como el MSCI, permiten las inversiones extranjeras. Y las empresas recogidas en sus índices, por otra parte, presentan una perspectiva consistente de beneficios. Ahora bien, si es preciso elegir, los analistas recomiendan la conexión de Shenzhen con Hong Kong sobre el MSCI.