Explica el gestor de los fondos EdR Europe Synergy y EdR Europe Value & Yield que las preocupaciones de que China podría estar cerca de un aterrizaje forzoso impactaron en los mercados de todo el mundo a finales del verano. Los datos que apuntaban a una fuerte desaceleración en el crecimiento provocaron reacciones de pánico […]
Dirigentes Digital
| 30 oct 2015
Explica el gestor de los fondos EdR Europe Synergy y EdR Europe Value & Yield que las preocupaciones de que China podría estar cerca de un aterrizaje forzoso impactaron en los mercados de todo el mundo a finales del verano. Los datos que apuntaban a una fuerte desaceleración en el crecimiento provocaron reacciones de pánico en los mercados y pusieron en duda la capacidad de los países europeos para soportar el impacto.
A pesar de ello, las cifras publicadas en las últimas semanas han ayudado a reducir el nerviosismo de los inversores. Hasta el momento, la deteriorada imagen en los países emergentes no ha socavado la incipiente recuperación de Europa. Los datos muestran que el sector manufacturero francés se ha estabilizado y ahora se está recuperando de forma significativa. Las nuevas previsiones del FMI publicadas a principios de octubre apoyan este sentimiento positivo. Sus gráficos actualizados muestran más revisiones a la baja que al alza, pero la zona euro ha logrado ir contracorriente con una previsión de crecimiento del 1,5% para 2015 y del 1,6% para el próximo año.
Únicamente un empeoramiento de la situación de China podría ocasionar que la "vieja Europa" se tambalease, pero dado que Pekín está tratando de acelerar la transición de una economía basada en la industria a una donde los servicios juegan un papel más importante, el Gobierno y el banco central cuentan con una serie de herramientas a su disposición para mantener la desaceleración bajo control si fuera necesario.
Asimismo, las reformas estructurales en varios países europeos, los bajos precios de las materias primas y la debilidad del euro representan importantes ventajas para las empresas europeas dado que impulsan su desarrollo. Por lo general, las compañías disfrutan de sólidos balances y han publicado en la primera mitad de 2015 resultados mejores de los esperados. Además, las estimaciones relativas al crecimiento de los beneficios no se han revisado a la baja.
Asimismo, hay que tener presente que las empresas europeas están cotizando a niveles de valoración más atractivos. Con unos tipos de interés que permanecerán bajos durante algún tiempo, estas empresas atraen actualmente a los inversores que buscan rentabilidad, un entusiasmo que se refleja en los flujos de inversión. Desde comienzos de 2015 y hasta finales de agosto, las estrategias activas de renta variable europea registraron suscripciones netas de 42.000 millones de euros (excluyendo los fondos que invierten en un solo país), mientras que los fondos de renta variable de Reino Unido y Estados Unidos sufrieron salidas de 10.000 millones y 17.000 millones de euros, respectivamente.
Por último, hay que recordar que Europa disfruta de claridad en el aspecto monetario. En términos generales, el viejo continente se ha librado de los efectos de la crisis de China y ahora está en una situación favorable, sobre todo gracias al apoyo incondicional del Banco Central Europeo (BCE). La postura acomodaticia del banco (y su programa de flexibilización cuantitativa, en particular) deberían mantener los costes de financiación en niveles bajos durante el tiempo que sea necesario y al menos hasta septiembre 2016.
Por el contrario, se espera que la Fed y el Banco de Inglaterra inicien pronto la normalización monetaria, un cambio que lleva sobre la mesa varios meses. Esto ampliará las divergencias estratégicas con el BCE y tendrá consecuencias favorables en los mercados de renta variable europeos, especialmente a través de una mayor depreciación del euro frente al dólar estadounidense.