Tras la fuerte caída de las Bolsas estadounidenses el pasado viernes, la mayor desde el Brexit, esperamos un inicio de semana claramente a la baja en los mercados de valores europeos. En este sentido, señalar que detrás de este comportamiento de los mercados financieros está el “desconcierto” que están generando en los últimos tiempos los […]
Dirigentes Digital
| 12 sep 2016
Tras la fuerte caída de las Bolsas estadounidenses el pasado viernes, la mayor desde el Brexit, esperamos un inicio de semana claramente a la baja en los mercados de valores europeos. En este sentido, señalar que detrás de este comportamiento de los mercados financieros está el “desconcierto” que están generando en los últimos tiempos los bancos centrales, cuyas políticas monetarias “ultralaxas” han generado adicción entre muchos inversores. Así, la inacción del BCE el pasado jueves unido con la posibilidad de que la Reserva Federal (Fed) suba sus tipos de interés este año, algo con lo que no contaban los inversores hace sólo unas semanas, ha provocado en los últimos días un radical cambio en el sentimiento de los mercados. De esta forma, en pocos días, se ha pasado de la total “complacencia” por parte de los inversores, que obviaban los malos datos macro, las elevadas valoraciones y las pobres expectativas de resultados de muchas compañías, a la extrema inquietud, que el viernes provocó, entre otras cosas, el fuerte repunte de la volatilidad en el mercado estadounidense. En este sentido, señalar que los mercados esperaban más del BCE, al menos que extendiera el plazo de vigencia de su programa de compra de activos y que aumentase el universo de activos comprables. Además, el cambio de opinión sobre la necesidad de subir los tipos de interés oficiales mostrado por varios miembros de la Fed, algunos muy cercanos a su presidenta, Janet Yellen, ha desconcertado a muchos agentes del mercado, que no contaban en el escenario que manejaban y, por tanto, no lo recogían en su estrategia de inversión, con la posibilidad de que el banco central estadounidense subiera tipos este año. El desconcierto ha aumentado aún más tras la publicación en Estados Unidos de una batería de datos macroeconómicos más débiles de lo esperado, datos que han sido obviados en varias recientes intervenciones de miembros de la Fed, en las que han apostado claramente por subir sus tasas de interés oficiales, algunos incluso en la reunión que mantendrá la próxima semana el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC), como fue el caso del presidente de la Reserva Federal de Boston, Eric Rosengren, el pasado viernes. Da la sensación de que la Fed quiere demostrar que “no se mueve al dictado” de los mercados financieros, y que en esta ocasión está dispuesta a aprovechar la “ventana” que se le ha abierto y continuar así “la retirada” de sus políticas monetarias expansivas (en nuestra opinión en los últimos dos años ha dejado pasar varias por temor al desplome de los mercados). Hoy, por tanto, será la Fed la principal protagonista, ya que antes de que mañana se inicie el periodo en el que los miembros de la institución permanecen callados antes de la reunión del FOMC (20 y 21 de septiembre), la gobernadora de la Fed, Lael Brainard, intervendrá en un congreso sobre política monetaria en Chicago (lo hará ya con las bolsas europeas cerradas). La relevancia de esta intervención, aparte de que es la última antes del “silencio” de los miembros de la Fed, es el hecho de que Brainard, que es una persona muy cercana a Yellen, ha sido siempre muy partidaria de las políticas de relajación monetaria, lo que en el argot financiero y en referencia a los miembros del banco central estadounidense, se conoce como “paloma”. Si la “paloma” da un discurso de “halcón” y aboga por una inminente subida de tipos, la tensión en los mercados financieros mundiales va a aumentar, lo que afectará a unos bonos sobrevalorados y a una renta variable cuyo mayor atractivo, a falta de unos fundamentales convincentes, ha venido siendo la falta de alternativas. Por tanto, y en una jornada sin otras referencias de calado, será la intervención de Brainard la que determine la tendencia que adoptan las bolsas en el corto plazo: i) si mantiene su tradicional postura y defiende el mantenimiento de tipos bajos durante el tiempo que sea necesario mientras la inflación siga débil, las Bolsas se calmarán e, incluso, pueden rebotar al alza; por el contrario ii) si Brainard se “sube al carro” de los miembros de la Fed que apoyan una subida de tipos este año (los hay que apuestan por dos), las caídas experimentadas por las bolsas el viernes pueden terminar deviniendo en una corrección. Hasta que hable Brainard esperamos que la renta variable occidental mantenga un comportamiento negativo, con los inversores aprovechando las alzas de muchos valores en las últimas semanas para realizar beneficios. Link Securities.