"España puede convertirse en el nuevo centro financiero europeo", así lo afirma José Luis Martín, CEO de BusinessGoOn, empresa de servicios especializada en internacionalización. "Hasta ahora, Londres es el único centro financiero en Europa desde el que se canaliza toda la inversión exterior, sobre todo de Estados Unidos y Canadá. Tras el Brexit se rompe […]
Dirigentes Digital
| 30 jun 2016
"España puede convertirse en el nuevo centro financiero europeo", así lo afirma José Luis Martín, CEO de BusinessGoOn, empresa de servicios especializada en internacionalización. "Hasta ahora, Londres es el único centro financiero en Europa desde el que se canaliza toda la inversión exterior, sobre todo de Estados Unidos y Canadá. Tras el Brexit se rompe este centro financiero y surge la necesidad de constituir uno en otro lugar. Las ciudades elegidas pueden ser varias como Frankfurt o París; pero también Madrid tiene la oportunidad de posicionarse como centro financiero de referencia para la economía norteamericana o canadiense", afirma José Luis Martín. Las razones para que España se convierta en el nuevo centro financiero de Europa son varias y de diversa naturaleza. Nuestro país ofrece ventajas a nivel geoestratégico, fiscal, humano y tecnológico, de infraestructuras y transportes, y de calidad de vida, que lo convierten en un destino ideal como centro financiero.
El Brexit repercutirá notablemente en la economía española, sobre todo, por la pérdida de la inversión que Reino Unido realiza en nuestro país, donde ha invertido 115.000 millones de euros en los últimos quince años. Sin embargo, también contribuirá favorablemente de diferentes formas en nuestra economía. "La posibilidad de que el nuevo centro financiero europeo se constituya en España que generaría grandes oportunidades para nuestra economía", finaliza José Luis Martín. Consecuencias del Brexit Como consecuencia del nuevo modelo de relación que se establezca, en áreas como comercio, regulación e inmigración, las estimaciones de los impactos positivos o negativos pueden ser totalmente diversas. Por tanto, lo único cierto, es que existe un escenario de incertidumbre. En el corto plazo la ruptura de integración en los mercados de bienes y servicios será una consecuencia negativa para ambas economías UK-EU. Es más probable que, por tamaño, en el corto plazo sean más sensibles las pérdidas en el Reino Unido que en la Unión Europea. Debido a que Reino Unido, pesa el 16% de la UE y exporta el 13% del PIB a la UE. Frente a un 2,6% del PIB que suponen las exportaciones de la UE hacia el Reino Unido. Específicamente los mayores perdedores, por sus fuertes relaciones en el sector financiero podrían ser Irlanda, Malta y Luxemburgo. Podría haber un aumento de la prima de riesgo debido a los efectos negativos de la ruptura de vínculos de comercio e inversión. Podrían afectar específicamente al mercado inmobiliario británico, a la Bolsa y al estatus que tiene Londres como centro financiero global. Además, aparte de las consecuencias que tendría sobre la libra (depreciación de entre el 15%-30% frente al dólar) el balance a largo plazo de la salida de Reino Unido sería una horquilla que oscilaría entre el -0,5% y -2,5% del PIB. Consecuencias en el Reino Unido que podrían acabar afectando a Europa y a España, lo cual podría presentar nuevas oportunidades para la economía de nuestro país.