Siempre ha dicho que controlar la moneda única no entraba dentro de su mandato. Pero si hay algo que Mario Draghi ha conseguido con sus estímulos monetarios es precisamente una brusca caída del euro, que esta semana ha llegado a situarse en mínimos de noviembre de 2012 en su cruce con el dólar. La expectativa […]
Dirigentes Digital
| 28 sep 2014
Siempre ha dicho que controlar la moneda única no entraba dentro de su mandato. Pero si hay algo que Mario Draghi ha conseguido con sus estímulos monetarios es precisamente una brusca caída del euro, que esta semana ha llegado a situarse en mínimos de noviembre de 2012 en su cruce con el dólar.
La expectativa de que el organismo monetario siga la senda de los estímulos está detrás de las ventas masivas de los brokers en el mercado de divisas. "Los inversores esperan que no solo se aplique un programa de compra de ABS, sino también de deuda soberana". Es decir, el ansiado quantitative easing (QE). Demasiados billetes nuevos en el mercado que presionan a la baja el valor de la moneda única.
Los caminos divergentes que han tomado los bancos centrales a ambos lados del Atlántico, siguiendo los pasos de sus distintos ciclos económicos, acentúan esta tendencia. Mientras la Reserva Federal está a punto de acabar con sus estímulos y avanza hacia una próxima subida de tipos, el BCE acaba de empezar a inyectar liquidez.
Y una vez desgranada su hoja de ruta, la pregunta ahora es si la tendencia de la moneda común continuará en los próximos trimestres. Ramón Forcada, del departamento de análisis de Bankinter, aseugura que "la divisa europea, reforzada tras el "no" en el referendum de independencia de Escocia, permanecerá en el rango 1,25/1,30$ en el último trimestre de, y posteriormente se depreciará de forma progresiva durante los años 2015 y 2016 hasta situarse en un rango 1,20$/1,30$ y 1,20$/1,25$ respectivamente".
Otras firmas como BNP Paribas van incluso más allá, rebajando sus estimaciones a 1,18 dólares para 2014. Los analistas de Citi prevén un tipo de cambio de 1,23 dólares a tres meses y de 1,15 dólares a seis y 12 meses. "Sobre la moneda europea ahora pesan otros factores: renovada debilidad económica, dificultad de muchos gobiernos para aprobar reformas estructurales agresivas y cada vez menor margen de maniobra en políticas ortodoxas desde el ECB", explica José Luis Rodríguez Campuzano, estratega de Citi en España.
Más a largo plazo, Goldman Sachs se ha lanzado a la piscina augurando en un reciente informe la paridad entre el euro y el dólar en el año 2017, ante los caminos opuestos del BCE y la Fed. Desde niveles actuales, supondría una depreciación del euro del 21%.
Las bondades de una moneda débil no son ningún secreto. Ante una economía prácticamente estancada, "las compañías europeas con exposición global de sus ventas ven mucho mejor un euro más cerca de 1,20 que de 1,40", explicaban los expertos de Renta 4. Con un euro débil, además, los precios se presionarían al alza por el encarecimiento de las importaciones, acabando con la temida deflación en Europa. El objetivo es, sin duda, ganar en competitividad.
Sin embargo, los expertos se preguntan si esta opción es la más adecuada de cara a la posible recuperación. Campuzano explica que "siempre se puede ganar competitividad a través de ser más productivos". Pero no solo abaratando los productos para una mayor exportación, sino a través "de inversión y eliminando rigideces, aunque esto no sea el camino más fácil desde una perspectiva política", critica.
La misma idea maneja Jaime Díez, analista de XTB. "Creo que es un error hacer bajar la moneda solo con esa finalidad". El experto considera que, más allá de la depreciación del euro, para ser más competitivos "necesitamos una mejor tecnología, moderación salarial y reducción de costes. Hay mucha obsesión con la caída del euro y el tipo de cambio no es la solución", asegura. La firma mantiene un objetivo de 1,25 en el cruce euro dólar para finales de año. "Aunque por fundamentales sería mucho más, hay mucha sobreventa", explica.