Desde la firma advierten que la fragilidad económica global tiene su origen en los elevados niveles de endeudamiento de Gobiernos, empresas y familias, "que los bancos centrales han mantenido desde 2009 con una subvención radical de su coste". Unos niveles, que, a su juicio, "mutilan el potencial de crecimiento, cuya debilidad renovada impide que la […]
Dirigentes Digital
| 27 ene 2016
Desde la firma advierten que la fragilidad económica global tiene su origen en los elevados niveles de endeudamiento de Gobiernos, empresas y familias, "que los bancos centrales han mantenido desde 2009 con una subvención radical de su coste". Unos niveles, que, a su juicio, "mutilan el potencial de crecimiento, cuya debilidad renovada impide que la tasa de endeudamiento disminuya". Un círculo vicioso que provoca que la economía sea muy vulnerable a la próxima ralentización cíclica, al igual que a una subida del precio del dinero.
Para la gestora, los bancos centrales han agotado prácticamente su capacidad de intervención y el sector bancario sigue inhibido por un contexto reglamentario tremendamente restrictivo, por lo que "los inversores se encuentran en primera línea a la hora de hacer frente a la intensificación de los riesgos de mercado". Del mismo modo, la caída de la liquidez de todas las clases de activos "se ha visto agotada por el propio efecto de las repetidas intervenciones de los bancos centrales, que hacen que los picos de volatilidad sean cada vez más erráticos".
Bajo este escenario, Didier Saint-Georges insiste en que la gestión del riesgo exige recurrir a estrategias de cobertura específicas y muy activas. "Éstas permitirán a su vez aprovechar las oportunidades cuando la capitulación de los mercados genere puntos de entrada excepcionales a los que deberemos aplicar una visión a medio plazo", asegura, indicando que las advertencias acerca de estas rendiciones ya son perceptibles en el sector petrolero y en determinados activos emergentes, incluidos los de renta fija.
Frente a los gestores que han apostado todo o nada a Europa como la región con mejores perspectivas para este año, Saint-Georges recuerda que la mejora económica de la región ha estado basada en la caída del 50% en los precios del crudo, una depreciación del euro del 25% y un recorte histórico en los tipos de interés. Y, con todo ello, el Viejo Continente solo logró un crecimiento anual del 1,5%, "una cota insuficiente para estabilizar el endeudamiento y reactivar la creación de empleo".
Respecto al universo emergente, el experto insiste en que la intención de las autoridades chinas de estabilizar el menor ritmo de crecimiento mediante políticas monetarias y fiscales acomodaticias "estará sujeta al obstáculo de las incesantes salidas de capitales desde el pasado mes de agosto y de unos balances bancarios repletos de activos no rentables". Ante este panorama, desde la firma no descartan que el gigante asiático deba renunciar este año a su manifiesta ambición de conseguir una moneda estable.
"Una devaluación considerable del yuan aliviaría su propia carga económica, pero aceleraría la exportación de su problema de exceso de capacidad industrial al resto del mundo, tanto en países emergentes como desarrollados", advierte Saint-Georges.