Las ventas chinas realizadas mediante el comercio electrónico superan la suma de Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. La penetración de Internet en los teléfonos móviles, con una cuota superior al 65%, explica este incremento. Pero, sin duda, el valor añadido radica ahora en lo que no pocos expertos han venido a denominar […]
Dirigentes Digital
| 03 may 2018
Las ventas chinas realizadas mediante el comercio electrónico superan la suma de Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. La penetración de Internet en los teléfonos móviles, con una cuota superior al 65%, explica este incremento. Pero, sin duda, el valor añadido radica ahora en lo que no pocos expertos han venido a denominar ‘confianza’. Pero ¿Qué significa esto exactamente? Alibaba, que cuenta con la mayor plataforma de comercio electrónico entre empresas del mundo, un segmento conocido como business-to-business o B2B, ha lanzado una cruzada global contra las falsificaciones. Pero en Taobao o T-mall, páginas electrónicas dedicadas a comercializar bienes de consumo final, denominadas business-to-consumer o B2C, la propiedad intelectual se mantiene como una asignatura pendiente. Taobao sigue estando en la lista negra del Departamento de Comercio estadounidense, por distribuir productos falsificados, si bien desde Alibaba aseguran estar haciendo todo lo posible para erradicar esta lacra. Los distribuidores, por ejemplo, están incorporando certificados de autenticidad para dar garantías al consumidor. Superado el temor de adquirir bienes falsificados, principal razón por la cual un usuario podría preferir acudir físicamente a una tienda oficial, también se están desarrollando otras estrategias interesantes dentro del e-commerce chino. La devolución de envíos, o los servicios post-venta, son cuestiones sobre las cuales se ha venido trabajando bien. También, a la hora de vender productos famosos en Occidente, pero menos conocidos entre los consumidores chinos, las plataformas y marcas han realizado importantes esfuerzos. Las páginas de cualquier producto que se quiere vender en China suelen ser entre tres o cuatro veces más largas. Esto es porque se pretende incluir la máxima información posible, educando desde cero en las marcas al consumidor chino, lo cual hace posible su consolidación, sobre todo, cuando son extranjeras. Muchos internautas chinos, además, entran en las plataformas de e-commerce no con vistas a comprar un bien concreto, sino para descubrir qué nuevas marcas han sido lanzadas recientemente al mercado chino. Todo esto tiene relación con el carácter eminentemente ‘marquista’ de muchos consumidores en China, los cuales adquieren marcas para exteriorizar su estatus social. El desarrollo del e-commerce, por tanto, seguirá dependiendo de todos los factores mencionados anteriormente, sobre todo en China.