La idea básica que subyace tras el momentum investing es que una vez se establece una dirección en un título, es más probable una continuación de la misma que un giro o reversión al contrario. Así, se establecen posiciones largas (compras) en aquellos que han mostrado precios ascendentes, y cortas (ventas) en los descendentes. Los […]
Dirigentes Digital
| 08 abr 2016
La idea básica que subyace tras el momentum investing es que una vez se establece una dirección en un título, es más probable una continuación de la misma que un giro o reversión al contrario. Así, se establecen posiciones largas (compras) en aquellos que han mostrado precios ascendentes, y cortas (ventas) en los descendentes.
Los críticos, no obstante, aluden a la advertencia más visible de los productos de inversión: "Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras". Asimismo, señalan que pueden traer consigo un alto riesgo de rotación y de reversión de la tendencia.
Willem Jellema, gestor senior del equipo de Quantitative Equities de Robeco, acude a Sir Isaac Newton para apoyar las estrategias momentum: "Ya en el siglo XVII demostró que los cuerpos que se mueven tienden a seguir en movimiento. Esa ley de la naturaleza ha demostrado ser cierta en los mercados financieros. Las acciones que han tenido éxito en general, siguen comportándose mejor que la media, y viceversa".
Explica, asimismo, que esta operativa no es más popular porque, reconoce, "es difícil implementarla con éxito", pues expone al inversor a importantes riesgos de reversión y, además, los costes de transacción pueden también ser un problema, ya que tiende a ser una estrategia de alto volumen.
Para atajar estos riesgos, indica, es clave un enfoque activo y, añade, "preferimos valores de momentum baratas a las más caras para evitar ir en contra del efecto valor". En concreto, "seleccionamos títulos que han obtenido buenos resultados debido a sus características individuales específicas, en lugar de las que se benefician del buen comportamiento de su sector".
Es más, añade, "sólo invertimos en una acción si la exposición adicional a la prima de momentum que proporciona supera los costes de compra y venta de un valor menos barato".
Finalmente, concluye: "El momentum es una gran fuente de diversificación de cartera (…) Al no ir en contra de otros factores cuando construimos cartera, se consigue una correlación cercana a cero, por lo que no se pierde dinero mediante, por ejemplo, la exposición a acciones de crecimiento como resultado de la exposición momentum".
Con todo, recordemos que su compañero en la gestora, David Blitz, responsable de investigación cuantitativa en renta variable, afirmaba el verano pasado que no debemos centrarnos en estrategias "sólo basadas en un factor", como el valor o el momentum, sino que también hay que tener en cuenta otras cuestiones.
"Es evidente que los inversores no deben comprar (o vender) acciones basándose sólo en un factor particular, y además tener en cuenta que otros agentes pueden tener gran impacto en los retornos". Las estrategias genéricas, resumía, tienen a contener una mezcla en el tiempo de valores atractivos por una cuestión y poco sugerentes por otra.