Este martes, 600 entidades bancarias de nueve países de la Unión Europea, entre ellos España, inician la fase de pruebas para comenzar a aplicar transferencias entre bancos comunitarios en tiempo real. De este modo, se reducirán sus tiempos de gestión desde las actuales 24 horas como mínimo a menos de 10 segundos. Bancos de España, Alemania, Italia, Austria, Lituania, Estonia, Letonia, Holanda […]
Dirigentes Digital
| 21 nov 2017
Este martes, 600 entidades bancarias de nueve países de la Unión Europea, entre ellos España, inician la fase de pruebas para comenzar a aplicar transferencias entre bancos comunitarios en tiempo real. De este modo, se reducirán sus tiempos de gestión desde las actuales 24 horas como mínimo a menos de 10 segundos. Bancos de España, Alemania, Italia, Austria, Lituania, Estonia, Letonia, Holanda y Finlandia participan en esta primera etapa, a la que se sumarán paulatinamente el resto de entidades de la UE en los próximos 12 meses. El nuevo sistema permite transacciones de hasta 15.000 euros entre bancos de diferentes países en pocos segundos. En esta fase de pruebas, que se prolongará 45 días, los bancos realizarán transferencias simuladas de menos de 10 euros para verificar la nueva operativa, que solamente funcionará plenamente para la recepción de transferencias desde otras entidades europeas. A partir del 5 de enero, las 600 entidades que ya hayan probado el nuevo sistema inmediato de transferencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) deberán decidir si lo generalizan a toda su clientela, dado que su adopción es voluntaria. También fijarán su precio que la EBA estima que no superará un coste medio de 0’20 euros hasta 2020. En España están adheridas 79 entidades, de las que sólo Abanca, Bankia, CaixaBank, Kutxabank y Sabadell cuentan con los certificados para iniciar operaciones. En diciembre, está previsto que BBVA se incorpore al sistema de la EBA, mientras que Santander espera hacerlo en febrero de 2018. La puesta en marcha de las transferencias instantáneas se inicia un año antes de los previsto por el Banco Central Europeo (BCE). Supone, además de un impulso a la unión bancaria europea, una nueva posibilidad para que las entidades tradicionales compitan en agilidad con las fintech.