Pero tal y como recoge la Ley 37/1992, del 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), empresas, autónomos y profesionales tienen el derecho a deducirse el IVA que han pagado en servicios o productos adquiridos y relacionados con su actividad. Para que estos gastos sean 100% deducibles tienen que cumplir una serie […]
Dirigentes Digital
| 04 sep 2016
Pero tal y como recoge la Ley 37/1992, del 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), empresas, autónomos y profesionales tienen el derecho a deducirse el IVA que han pagado en servicios o productos adquiridos y relacionados con su actividad. Para que estos gastos sean 100% deducibles tienen que cumplir una serie de formalidades y normas, un procedimiento que en muchas ocasiones no es sencillo. Por ello, lo primero que tiene que tener en cuenta para saber qué puede deducirse es tener claro si se trata de un IVA soportado, es decir, aquel que la empresa, profesional o autónomo abona al adquirir un bien o servicio, este no siempre es deducible. Para que este sea deducible debe cumplir una serie de obligaciones y requisitos como por ejemplo: – El gasto debe ser vinculado a la actividad económica que se desarrolle. Cualquier gasto que no esté relacionado con una acción o actividad empresarial determinada no puede ser deducido. – El gasto debe estar debidamente justificado. Estos deben cumplir unos requisitos previamente establecidos de carácter formal. – Los gastos deben estar debidamente registrados en la contabilidad. Deben estar perfectamente detallados a partir de una serie de parámetros y de una normativa. La contabilidad debe tener al día cada uno de los gastos de todas las personas físicas y jurídicas que realicen cualquier actividad empresarial o profesional. Pero la dificultad para el empresario, autónomo o profesional llega cuando se encuentra con los gastos no deducibles. Estos son algunos gastos propios de actividades empresariales que podrían deducirse pero que acaban por no hacerlo al no cumplir con las normas. Se puede dar el caso de: – Justificantes no válidos. – Gastos presentados fuera del plazo establecido. – Errores de contabilidad. Estos son algunos de los problemas por lo que muchos gastos no se deducen. El no poder deducir el IVA de los gastos de empresa supone un gran perjuicio para las organizaciones. Estas dejan de ahorrarse un porcentaje de sus gastos de un 10 hasta un 21%, según el IVA aplicado en cada caso. Existe una solución eficaz y útil para convertir los gastos deducibles, de acuerdo con la Ley, que por cuestiones formales quedan excluidos. El proceso de conversión de los gastos deducibles se llama proceso de rectificación y consta de 3 fases: – Selección y digitalización de los justificantes. – Transformación de los justificantes a las facturas rectificativas. – Elaboración del registro de IVA en el sistema de contabilidad. Con estos tres pasos todas las facturas serán deducibles, lo que supone un importante ahorro para compañías y autónomos.