Las vacaciones son el momento idóneo para olvidarnos durante un tiempo del trabajo y dedicarnos enteramente a nuestras aficiones. Sin embargo, llevamos nuestro móvil o nuestro portátil a todas partes, y eso hace que no podamos dejar de comprobar el correo electrónico, responder llamadas o mandar algún mensaje. Esto, según explica María Fernández García-Fajardo, coach […]
Dirigentes Digital
| 08 jul 2015
Las vacaciones son el momento idóneo para olvidarnos durante un tiempo del trabajo y dedicarnos enteramente a nuestras aficiones. Sin embargo, llevamos nuestro móvil o nuestro portátil a todas partes, y eso hace que no podamos dejar de comprobar el correo electrónico, responder llamadas o mandar algún mensaje. Esto, según explica María Fernández García-Fajardo, coach personal, ejecutivo y de equipos, se conoce como "Síndrome del ejecutivo".
Según María Fernández, algunas de las causas que provocan este síndrome son:
– La autoexigencia
– La falta de asertividad hacia los miembros de la organización a la hora de establecer límites
– El sentimiento de culpabilidad en momentos de ocio, el hecho de asociar ese comportamiento con un acto responsable y relacionado con la cultura del esfuerzo y la incapacidad de disfrutar de otras actividades que no sean el trabajo.
"Cuando se padece el síndrome del ejecutivo, el cuerpo y la mente no se reparan del estrés sufrido durante el año. Ese desgaste produce irascibilidad y, en el peor de los casos, enfermedades a largo plazo", explica la coach María Fernández. "Perdemos el sentido de lo que estábamos haciendo y se rompe esa conexión con nosotros mismos, dejamos de estar conectados con nuestros anhelos vitales. No fluimos ni disfrutamos de ese periodo de distensión y reparación. Resultado: volvemos al trabajo cansado y sin estar al cien por cien de nuestras capacidades", añade.
¿Cómo evitarlo?
En opinión de la coach, "tenemos que decidir realmente si deseamos nuestra ‘reparación’". A partir de ese momento, algunas de las pautas que María Fernández aconseja seguir son:
1. Intentar dejar todo cerrado antes de irnos o, por lo menos, los asuntos más importantes. Así evitaremos tener que terminarlos durante nuestro periodo de descanso y nos irnos con la sensación de dejar asuntos abiertos o inconclusos.
2. Avisar por escrito de que estaremos ausentes y proporcionar el contacto de una tercera persona, en la que delegaremos nuestro trabajo.
3. Aceptar, e incluso convencernos, que no somos imprescindibles para la empresa.
4. Aprender a decir "no" en posibles consultas o emails.
5. Limitar el uso de la tecnología: intentar no llevarnos el ordenador, desconectar de las redes sociales o apagar el móvil (dejando uno para emergencias) son algunos de los consejos para alejarnos de la tecnología que nos ‘engancha‘ al trabajo.
6. Evitar hablar de trabajo, leer libros o artículos al respecto y/o pasar tiempo de ocio con gente de la empresa.
7. Practicar actividades distintas a nuestra rutina.
8. Buscar espacios de soledad para relajarnos, escucharnos y conectarnos con nosotros mismos.
9. Dormir al menos ocho horas diarias, e incluso, una siesta de 30 minutos al día.
10. Cuidar nuestra dieta y elegir alimentos alcalinos.