A pesar del rebote que los mercados han vivido desde la victoria del Brexit en Reino Unido, los expertos tienen claro que los riesgos aún son muchos en un mundo de bajo crecimiento y tipos mínimos. Muestra de ello, a pesar de las resistencia mostrada en esta ocasión por la renta variable, es el reciente […]
Dirigentes Digital
| 29 jul 2016
A pesar del rebote que los mercados han vivido desde la victoria del Brexit en Reino Unido, los expertos tienen claro que los riesgos aún son muchos en un mundo de bajo crecimiento y tipos mínimos. Muestra de ello, a pesar de las resistencia mostrada en esta ocasión por la renta variable, es el reciente declive del petróleo, que sin hacer apenas ruido ha caído a mínimos de abril y desde sus máximos de junio pierde cerca de un 20%, a vueltas, una vez más, con el exceso de oferta, pero también con la debilidad de la demanda ante las dudas que despierta la economía global.
Del mismo modo, y aunque los principales selectivos europeos se acercan mucho a los niveles pre-Brexit, los niveles de resistencia siguen siendo muy difíciles de pasar. "Para poder romperlo y abrir un nuevo espacio de subidas, sería preciso que Wall Street siguiese alcanzando nuevos máximos históricos durante las próximas semanas, sin tomarse ningún tipo de respiro. Algo no demasiado probable. Así pues, el potencial alcista es probablemente escaso desde estos niveles", indican desde IG.
"Dada la volatilidad reinante, creemos que en las próximas jornadas el selectivo español se seguirá moviendo en el entorno de los 8.500 puntos", indica Javier Urones desde XTB, recordando que "los meses de agosto suelen destacar por su baja liquidez, lo que se traduce en movimientos agresivos en caso de que haya acontecimientos excepcionales". En este sentido, extremar la prudencia y no dejarse guiar por el pánico o la euforia resultan elementos clave para afrontar las próximas semanas.
El impacto de los bancos centrales
A la vuelta de vacaciones, los bancos centrales seguirán sin duda marcando el compás del mercado, especialmente ante los nuevos datos macro en EEUU que podrían endurecer el mensaje dovish que la Fed ha mantenido hasta ahora debido a los ‘riesgos externos’. También el BCE podría decidir en los próximos meses nuevas medidas de estímulo.
Unas políticas monetarias ultra expansivas que han dinamitado los principios básicos que regían hasta ahora el mundo de la inversión. Las ideas tradicionales ya no sirven para batir índices. Pero los expertos tienen claro que sí existe un principio que debe regir siempre la decisión de los inversores, que deben acostumbrarse a la volatilidad como compañera de viaje. Se trata del largo plazo, evitando que momentos de pánico causados por riesgos geopolíticos o financieros (no hay que olvidar la debilidad del sector bancario) impidan capturar las oportunidades del mercado.
Desde BlackRock lo tienen claro: "la generación de una mayor rentabilidad en el largo plazo implica la aceptación de una mayor volatilidad o riesgo de iliquidez", explica Richard Turnill, estratega jefe de inversiones globales de la firma. El problema es que, tal y como explica David Lafferty, estratega jefe de mercado de Natixis Global AM, "lo que reduce la volatilidad de las carteras se ha encarecido justo cuando los inversores más lo demandan", explica el experto.
El activo seguro no existe
Es evidente que la definición de activo seguro ha cambiado por completo, y los inversores ya no pueden tener a la renta fija como ‘parapeto’ de las turbulencias bursátiles. Desde JP Morgan recomiendan estar especialmente atentos a algunos riesgos a los que se enfrenta la categoría. El primero, el riesgo de inflación, en un entorno de rentabilidades negativas en gran parte del universo de deuda pública de mercados desarrollados. Sobre todo si la inflación regresa a los objetivos marcados por los bancos centrales.
No hay que olvidar que cerca del 30% de los bonos del índice BofA Merrill Lynch Global Government Bond ofrece actualmente rentabilidades negativas, lo que garantiza pérdidas de capital para los inversores que mantienen el activo hasta el vencimiento.
La renta fija también se ve amenaza por el riesgo de duración (pérdidas si los tipos de interés suben) y de liquidez en ciertos segmentos del mercado. Por eso, los expertos aconsejan diversificar en el segmento para obtener nuevas fuentes de estabilidad. Entre estas soluciones, aconsejan rotar parte de esa exposición a bonos de alta rentabilidad (relativa) de otros países. "Dentro del universo de los países adelantados, en el vencimiento a 10 años, Nueva Zelanda, Australia y EEUU ofrecen las mejores tires", indican.
También apuestan por los fondos de renta fija de retorno absoluto. "Existen más de 1.100 fondos en la categoría de deuda long/short no estadounidense de Morningstar frente a los menos de 300 que había hace cinco años. En ese tiempo, el fondo medio ha ofrecido una rentabilidad positiva después de comisiones en el 62% de los trimestres", explican.
Rebaja de expectativas para la renta variable
Es cierto que las Bolsas han recuperado mucho de lo perdido antes y en las jornadas posteriores al Brexit. Aún así, la renta variable sigue generando dudas. "Hemos recortado nuestras expectativas a cinco años de manera constante desde el estallido de la crisis", explica el director mundial de estrategia de inversión de BlackRock, Richard Turnill. Los ‘culpables’ reitera: la debilidad de la actividad, la política monetaria acomodaticia y las valoraciones crecientes. "La mayor parte se encuentran ahora muy por debajo de sus promedios de largo plazo", apunta.
Aunque sus estimaciones sobre el rendimiento de un Wall Street en máximos no han cambiado, los expertos recuerdan que "es bajo desde una perspectiva histórica, debido a las elevadas valoraciones (cotiza a cerca de 19 veces ganancias)". Por tanto, señala, "las Bolsas fuera de Estados Unidos tienen un mayor potencial, pero también riesgo". Con todo, la firma reduce las previsiones de rentabilidad para Europa ante el impacto del Brexit en el crecimiento tanto de Reino Unido como de la Zona Euro.
"Para cosechar mayores retornos, los inversores deben estar dispuestos a aceptar más riesgo de mercado o de falta de liquidez", concluye. Cree que, por tanto, hay que "considerar" la deuda emergente y las estrategias de dividendos, así como las inversiones alternativas. "Los bonos soberanos pueden aún desempeñar un papel diversificador, pero aún coste mayor. El crédito con ‘grado de inversión’, por el contrario, ofrece un mejor ratio riesgo/beneficio para quien busque seguridad".
Al mismo tiempo, el Departamento de Análisis de Bankinter señala que "según nuestras valoraciones las Bolsas no están baratas… no mientras lo riesgos no bajen". En su opinión, "es probable que estemos llegando a una especie de punto de agotamiento. Lo comprobaremos en agosto".