Donald Trump derrotó a la ex primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, en la batalla para llegar a la Casa Blanca el pasado 8 de noviembre, y pasará a dirigir la mayor economía del mundo a partir del 20 de enero de 2017, momento en el que tomará posesión de su cargo como 45º […]
Dirigentes Digital
| 28 nov 2016
Donald Trump derrotó a la ex primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, en la batalla para llegar a la Casa Blanca el pasado 8 de noviembre, y pasará a dirigir la mayor economía del mundo a partir del 20 de enero de 2017, momento en el que tomará posesión de su cargo como 45º presidente. “La primera gran incógnita es saber cómo va a comportarse Trump ahora que ha ganado las elecciones”, apunta Daalder, director de inversiones de Robeco Investment Solutions, cuyo fondo multiactivos ha reducido su exposición a renta variable y renta fija high yield, pasando a sobreponderarse en recursos líquidos. “Todo el mundo se pregunta en qué medida pueden trasladarse a políticas reales las extravagantes afirmaciones que ha ido realizando a lo largo de la campaña”. “Desde luego, consideramos muy poco probable que de repente vaya a convertirse en un político moderado. Por una parte, el carácter de Trump y su trayectoria hacen pensar que no es sólo una persona a la que gusta hablar alto: va a querer demostrar a la gente que es también un hombre de acción.” “La verdadera incertidumbre se centra en cuáles serán sus políticas concretas. Todos hemos visto las declaraciones de Trump; ha habido muchas. Desde levantar un muro en la frontera con México hasta llevar a Clinton a los tribunales; desde erradicar a ISIS hasta robar puestos de trabajo a China… hay donde elegir”. Daalder considera que la realidad postelectoral se centrará en tres cuestiones: Impuestos: reavivar la economía y promover las infraestructuras “Las rebajas de impuestos y el incremento del gasto en infraestructuras son los cambios más probables”, afirma Daalder. “Aunque Trump ha manifestado que serán los mexicanos los que paguen la construcción del muro entre México y Estados Unidos, está claro que esta perspectiva no es muy realista. Si realmente llega a iniciarse la construcción de un muro, será principalmente a costa de las arcas públicas estadounidenses” “Por sí sola, esta decisión podría suponer un giro positivo, ya que el gasto en infraestructuras estimula la economía. No obstante, levantar este muro no sería como construir un puente, que abarata los costes de transporte y ejerce un efecto positivo a largo plazo sobre la economía. El llamado efecto multiplicador de esta medida sería limitado” Comercio: es más fácil romper tratos que firmarlos “Cualquier presidente de Estados Unidos tiene la potestad para actuar en relación con los acuerdos comerciales; negociarlos y firmarlos lleva mucho tiempo, pero romperlos resulta mucho más fácil, y no requiere la aprobación del Congreso”, explica Daalder. “Se trata del camino con menos obstáculos, y sería aplaudido por sus votantes, por lo que el riesgo es obvio”. “China sería el objetivo más evidente (‘para recuperar puestos de trabajo’) pero, dado el elevado superávit por cuenta corriente de Alemania, no puede decirse que Europa esté fuera de la zona de riesgo. Puede que esto parezca poco trascendente, pero hay que recordar que el motivo por el que la Gran Depresión de los años treinta duró tanto tiempo y fue tan acusada reside fundamentalmente en las guerras comerciales que tuvieron lugar. Naturalmente, no prevemos consecuencias de tanta envergadura, pero está claro que existe un importante riesgo de caída”. “Los mercados de valores han reaccionado ante esta perspectiva reflacionaria, pero no han prestado mucha atención a sus riesgos. Por nuestra parte, cuestionamos la efectividad de esta reflación, por su escaso efecto multiplicador y la posible resistencia política, y pensamos que el camino más fácil para Trump es iniciar una guerra comercial”. Inmigración: la deportación puede implicar una contracción económica “Otro de los temas sobre los que Trump ha hablado mucho es el de los llamados inmigrantes indocumentados”, explica Daalder. “De nuevo, no sabemos cuánto de esto es pura retórica, pero según las previsiones las medidas que adoptaría el nuevo presidente afectarían a unos 5-6,5 millones de inmigrantes”. “Si llegara a expulsarse a estas personas, como Trump ha manifestado en campaña, la economía de los estados fronterizos se vería notablemente perjudicada. La demanda interna sufriría una enorme reducción, y los sectores que dan empleo a estas personas se desestabilizarían”. Pase lo que pase, la incertidumbre está servida Daalder afirma que, aunque los peores temores no lleguen a materializarse, a los inversores les espera, como mínimo, un año repleto de incertidumbre. “Lo que está claro es que este resultado electoral trae consigo una gran incertidumbre a un sistema ya de por sí bastante debilitado”, afirma. “En nuestras previsiones para 2017, teníamos perspectivas bastante positivas para la economía global, que sin embargo ahora hemos tenido que reducir. Ante el posible peligro que corren China y Alemania desde el punto de vista de la balanza comercial, es evidente que las perspectivas para la economía global no han mejorado” “Este incremento de la incertidumbre, combinado con la disminución de las perspectivas de crecimiento para la economía global en su conjunto, implica que la relación riesgo/rentabilidad de los activos de riesgo ha empeorado“. Desde el punto de vista táctico, hemos reducido nuestra exposición a renta variable y deuda high yield en nuestra cartera modelo, y hemos adoptado una sobreponderación en activos líquidos”. “En lo que respecta a renta fija, las perspectivas son más diversas. El incremento del déficit público, el aumento de la inflación (asociado a los posibles aranceles a la importación) así como la amenaza de presión vendedora por parte de los inversores chinos, en caso de que se produzca una escalada de la guerra comercial, son factores que pueden afectar notablemente a los bonos”.