El "Efecto Draghi", el "Efecto Bernanke", el "Efecto Yellen"… y así podríamos seguir hasta enumerar a todos y cada uno de los presidentes/gobernadores de los bancos centrales. Al final, no sólo con las decisiones adoptadas influyen en los mercados. También, incluso de forma más importante, con sus palabras. Palabras elegidas en un momento determinado, pronunciadas […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
El "Efecto Draghi", el "Efecto Bernanke", el "Efecto Yellen"… y así podríamos seguir hasta enumerar a todos y cada uno de los presidentes/gobernadores de los bancos centrales. Al final, no sólo con las decisiones adoptadas influyen en los mercados. También, incluso de forma más importante, con sus palabras. Palabras elegidas en un momento determinado, pronunciadas con un tono concreto y que respaldan y/o refuerzan las propias decisiones monetarias.
Todo comenzó con Greenspan hace ya más de una década. Había verdaderos expertos en analizar sus palabras y gestos. Un verdadero crack a la hora de influir en las expectativas de los inversores, afectando de esta forma a los mercados. Es cierto que, palabras y hechos, se intento aislar de esta forma a los mercados de los ciclos económicos. El resto, en términos de excesos, ya lo conocen.
Algunos dirán que esta "política verbal" es lo que indica la credibilidad de las instituciones. Y probablemente tengan razón, con el mejor ejemplo en la debilidad reciente de la sensibilidad del mercado a las comunicaciones de los bancos centrales. De hecho, estas "comunicaciones" se han convertido en algo sumamente controvertido, en parte por la propia debilidad interna de la toma de decisiones cuando estas son cada vez más controvertidas y en parte por las crecientes dudas del mercado sobre su eficacia. En estos dos puntos descansa la menor credibilidad de los bancos centrales.
Greenspan no sólo utilizaba la política verbal para reforzar la política monetaria como también era una advertencia implícita a los inversores: incertidumbre sí; riesgos, en términos de un deterioro del mercado, no. O no al menos de forma sostenida.
La actuación reciente de los bancos centrales no ha sido tan diferente, aunque el objetivo explícito si lo era: la política verbal trataba de influir en las expectativas de los inversores anticipándoles el futuro de las condiciones financieras. Pero, ¿pueden los bancos centrales garantizar estas condiciones financieras favorables de forma casi indefinida? Aquí entra en cuestión de nuevo las dudas sobre la credibilidad. Aunque otros podrían hablar directamente de ruido. Y es un ruido que va más allá de aquellos banqueros centrales cuya opinión no fue aceptada. También contribuimos al ruido muchos economistas y analistas que llevamos años cuestionando, con razón o sin ella, las medidas adoptadas. Eso sí: sin ofrecer alternativas realistas.
Como reconoce el exgobernador del Banco Central de la India que he incluido al principio, los "preanuncios" monetarios han estado rodeados de una fuerte controversia. Y especialmente a nivel interno, algo que se ha podido acrecentar a medida de las decisiones de política monetaria han sido cada vez más extremas y controvertidas. En definitiva, ya no es extraño que aquellos que votaron (y perdieron) por no tomar nuevas medidas adviertan de forma pública sobre sus potenciales implicaciones negativas. Ellos hablarán de transparencia; otros, simplemente de minar la credibilidad de las medidas adoptadas.
Los "preanuncios" monetarios normalmente son un párrafo breve, dentro de un documento de seis a ocho páginas. Apenas unos comentarios que, probablemente han sido muy discutidos palabra a palabra, matiz a matiz, frase a frases, antes de su publicación. Esto es muy relevante: es cierto que siempre los bancos centrales nos dicen que sus futuras decisiones dependerán de los datos económicos. Pero, los analistas y economistas damos por hecho que tienen la mejor información posible de forma que sus advertencias se convierten en anticipos y sus matizaciones en certezas.
Fíjense por ejemplo en el reciente comentarios de Draghi: "Con la información disponible no pensamos que sea preciso volver a recortar los tipos de interés… pero, estaremos dispuestos a tomar cualquier otra medida sea la que sea si fuera preciso". Inmediatamente el mercado interpretó que los tipos de interés han tocado fondo, lo que ha servido como argumento para que el euro se aprecie pese a la sorpresa de unas medidas que superaron ampliamente las expectativas. En definitiva, el mercado ha preferido quedarse con la primera parte de la política verbal cuando la experiencia de los últimos años pone de manifiesto que sistemáticamente la política monetaria se ha quedado corta en su actuación. De hecho, nosotros esperamos que el BCE tenga que tomar nuevas medidas expansivas en los próximos meses. Quizás tan pronto como antes del verano.
Como ven, los mercados ya no sólo piden que se les oriente. Ahora, además, las autoridades monetarias deben enseñarles como orientarse en la orientación. De ahí comentarios posteriores a las reuniones recientes de que se ha malinterpretado el mensaje. En la última reunión, matizaciones posteriores de que no se puede decir que los tipos de interés hayan tocado fondo. Ayer mismo lo volvimos a escuchar, en este caso desde el Gobernador del BoJ. El futuro es incierto y la política monetaria debe adaptarse en su actuación a esta incertidumbre.
Para finalizar, les dejo una reflexión del Duvvuri Subbarao: "Extraño muchas cosas de mis días como gobernador. Una de ellas es que ya no movilizo mercados con mis palabras. Asimismo, hay muchas cosas que disfruto de no ser gobernador. Una de ellas es que puedo hablar con libertad sin temor a
movilizar mercados".
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.