La mayor condena es no tener empleo. Pero el mercado laboral de España sufre de varias más, como la precariedad. Una de las variables para cuantificarlo es el número de trabajadores que trabajan a tiempo parcial. Por sí mismo un contrato a tiempo parcial no es negativo. En algunos casos sirve para incorporar al mundo […]
Dirigentes Digital
| 19 oct 2015
La mayor condena es no tener empleo. Pero el mercado laboral de España sufre de varias más, como la precariedad. Una de las variables para cuantificarlo es el número de trabajadores que trabajan a tiempo parcial. Por sí mismo un contrato a tiempo parcial no es negativo. En algunos casos sirve para incorporar al mundo laboral a grupos de personas que no pueden trabajar a tiempo completo por motivos personales, como cuidado de familiares, estudiantes o por enfermedad. El problema viene cuando un trabajador desea trabajar ocho horas diarias y tiene un contrato a tiempo parcial.
En 2007, antes de la crisis, el porcentaje de empleo a jornada parcial sobre el total (tasa de parcialidad) se situaba en España en el 11,6%, muy por debajo de la tasa de la eurozona, del 19,1%. En 2014, la tasa de parcialidad había aumentado 4,3 p. p., hasta el 15,9%. Los economistas distinguen entre empleo a tiempo parcial voluntario y el involuntario. El empleo a tiempo parcial está asociado a puestos de trabajo de escasa cualificación y de baja remuneración, sobre todo en los involuntarios. Con la crisis este tipo de contratos se ha duplicado. Si a finales de 2007, antes de que las cifras de paro comenzaran a engordar exponencialmente, había 744.000 trabajadores en esta situación; en el último dato de la EPA del segundo trimestre ascendían a 1.784.000 personas. Un incremento que se hace más dramático teniendo en cuenta que el número de trabajadores a tiempo parcial sólo ha aumentado un 18%.
Es decir, antes de la crisis, el 31,5% de los empleados a tiempo parcial querían trabajar a tiempo completo. Actualmente, son el 63% que cambiarían su actual situación por un empleo de ocho horas diarias.
"El intenso incremento del empleo a tiempo parcial involuntario en España durante la crisis sugiere que algunas empresas con dificultades económicas utilizaron la reducción de horas para llevar a cabo el ajuste laboral", apuntan los economistas del servicio de estudios de CaixaBank. Y añaden que esta dinámica fue favorecida por la reforma laboral de 2010, que introdujo medidas para aumentar la flexibilidad interna de las empresas, y por los cambios legislativos aprobados en 2013 para facilitar el trabajo a tiempo parcial.
Esta fórmula de empleo se suele dar en una recesiva de la economía y suele ser positiva porque suele evitar la destrucción del empleo se agrave, aunque el fomento durante estos años no ha evitado cifras históricas de paro.
Los datos más recientes indican que la tasa de parcialidad involuntaria en España está creciendo de manera más moderada gracias a que se está manteniendo constante en el sector de los servicios y en la industria está descendiendo. Sin embargo, la tasa de parcialidad involuntaria siguió aumentando en la construcción.
Los expertos destacan que aunque las reformas aplicadas favorecen este tipo de contratación, la tasa de parcialidad voluntaria en España son muy inferiores a los de la eurozona, "bien porque el marco institucional no la facilita, bien porque, al menos durante la recesión, las familias no pudieron permitirse reducir su jornada laboral".
CaixaBank Research pronostica que en los próximos trimestres, a medida que la recuperación económica se vaya afianzando y la mejora de la actividad se traslade al mercado laboral, es de esperar que este cambio de rumbo en la evolución del trabajo a tiempo parcial involuntario se consolide y se haga extensible a todos los sectores productivos y que, por otro lado, el empleo a tiempo parcial voluntario vuelva a aumentar.