En caso de Brexit, los británicos seguirían siendo miembros de la UE durante un tiempo, pero los comerciantes online deberán adaptarse a esta nueva situación. El Brexit supondría un trato propio de tercer país para Reino Unido. Además, con la pérdida de su acceso sin restricciones a la UE, Reino Unido perdería a sus principales […]
Dirigentes Digital
| 22 jun 2016
En caso de Brexit, los británicos seguirían siendo miembros de la UE durante un tiempo, pero los comerciantes online deberán adaptarse a esta nueva situación. El Brexit supondría un trato propio de tercer país para Reino Unido. Además, con la pérdida de su acceso sin restricciones a la UE, Reino Unido perdería a sus principales socios comerciales: China y EEUU. Pero el Brexit esconde otros peligros y consecuencias para el comercio electrónico en España:
1.- Impuestos de aduanas e impuesto sobre el valor añadido sobre la importación
Una de las consecuencias del Brexit sería los impuestos de aduana. Los clientes de comercios españoles que vivan en Gran Bretaña tendrían que pagar impuestos de aduanas e impuesto sobre el valor añadido sobre la importación por las compras realizadas en España. Esto significa que las compras transfronterizas serán más caras, por lo que serán menos atractivas para los clientes de Reino Unido, y en caso inverso sucede lo mismo. Además la burocracia se complicaría.
2. Costes de exportación elevados
En el caso de los pequeños y medianos comercios les podría resultar difícil soportar los costes, ya que no les resultará tan fácil como a las grandes empresas el desarrollar cooperaciones estratégicas bilaterales y cooperaciones en el ámbito de la distribución.
3. Problemas relacionados con la protección de datos
Apenas habrá cambios notables en lo referente a la transferencia de datos a los proveedores de servicios británicos, puesto que no cabe esperar que el Reino Unido pase a formar parte de la lista de países ‘seguros’. A estos países se les aplican, conforme a las normas de la UE, las de un nivel adecuado de normas relativas a la protección de datos, por eso la transferencia de datos se tratará como un intercambio dentro de la UE. Pero esto es algo que tampoco se considera seguro.
4. Repercusiones sobre la legislación
Los ámbitos legislativos que afectan a las tiendas online se han armonizado actualmente en gran parte. Con la Directiva sobre derechos de los consumidores acaban de unificarse los derechos de los consumidores lo más posible. También se ha armonizado totalmente el derecho de la competencia.
5. ¿Qué tienen que hacer los comerciantes españoles?
Si los británicos no optan por la permanencia el 23 de junio, se estipularía un plazo de dos años como "plazo de preaviso de extinción de contrato". Durante este tiempo deberían llevarse a cabo negociaciones sobre el acuerdo de salida. El resultado de esta negociación determinará qué repercusiones concretas podría tener el Brexit tanto para el Reino Unido, como para la UE. Los comerciantes deberían realizar un seguimiento minucioso de las negociaciones entre la UE y Gran Bretaña y aprovechar este tiempo para analizar el papel del mercado del Reino Unido para su negocio.
6. ¿Con qué se encontrará el consumidor?
En el peor de los casos desaparecerían completamente todos los privilegios que el mercado interior europeo ofrece. En este caso, cuando un consumidor español compre en una tienda online británica por un valor superior a 22 euros, se aplicará el impuesto sobre el valor añadido sobre la importación del 21%. Si el consumidor realiza un pedido por un valor superior a 150 euros, tendrá que pagar tanto impuestos sobre el valor añadido sobre la importación como aranceles. Además, se podría dar el caso de que algunos productos no se puedan comprar ya que solo pueden comercializarse legalmente en la UE cuando llevan la declaración CE de conformidad.
En el mejor de los casos, si el Brexit llega, pero la UE y el Reino Unido contraen una especie de acuerdo de libre comercio se podría producir una adhesión al Espacio Económico Europeo, como es el caso de Noruega. Esto quiere decir que Reino Unido debería armonizar la legislación en el marco de la libre circulación de personas, mercancías, servicios y capital y reconocer la soberanía de la legislación europea en estos ámbitos legislativos. En tal caso se mantendrían las ventajas del mercado interior comunitario, salvo algunas excepciones.