El Parlamento Europeo ha aceptado ya la posibilidad de retrasar la implementación de MIFID II. Era uno de los principales escollos para que la nueva Directiva pudiera entrar en vigor un año más tarde de lo acordado y que, por lo tanto, no llegue a ponerse en marcha hasta enero de 2018. El equipo de […]
Dirigentes Digital
| 14 dic 2015
El Parlamento Europeo ha aceptado ya la posibilidad de retrasar la implementación de MIFID II. Era uno de los principales escollos para que la nueva Directiva pudiera entrar en vigor un año más tarde de lo acordado y que, por lo tanto, no llegue a ponerse en marcha hasta enero de 2018.
El equipo de la Eurocámara que negocia la Directiva informó a la Comisión Europea de que no pondrá problemas a retrasarla un año "siempre que la Comisión finalice rápidamente la legislación y tenga en cuenta las prioridades del Parlamento". Fuentes europeas consideran que tras la respuesta del Parlamento, la Directiva podría estar lista para su presentación a principios del año que viene, donde se especificaría ya que 2018 sería la fecha para su puesta en marcha.
El portavoz de la MIFID II en el Parlamento, Markus Ferber, dirigía una carta junto a Roberto Gualtieri, presidente del comité de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara, al comisario europeo de Estabilidad Financiera, Jonathan Hill. En la misiva, formalmente se aceptaba el retraso de un año del que tanto se había rumoreado y se exigía a la Comisión que informe regularmente a la Eurocámara de todos los progresos hasta su implementación.
La aceptación del Parlamento pone a todos los actores de acuerdo en el retraso. No sólo con los reguladores sino también con los Gobiernos y los bancos. Un portavoz de la Comisión Europea confirmó que la propuesta estará lista "a principios de 2016", y aseguraba que se trabaja en valorar la duración del retraso. "Estamos barajando opciones, pero no hay una decisión final hasta que no presentemos la propuesta", explicaba.
La mayoría de los expertos coinciden en que el retraso es necesario. La nueva Directiva afectará a toda la banca de los Veintiocho, desde gigantes como Goldman Sachs o Deutsche Bank hasta los más pequeños. Desde la industria se ha ido presionando para conseguir un retraso, y este cada vez está más cerca. Las empresas necesitan más tiempo para poder adaptarse a los cambios, principalmente desde el punto de vista técnico.
En este sentido, Peter Bevan, responsable de regulación financiera en Linklaters, reconocía que un retraso de un año ayudará a los reguladores y la banca a adaptar sus sistemas informáticos como se requiere para cumplir con lo que exige la MIFID II.
También ganarán tiempo algunos países cercanos a la UE porque MIFID II no sólo afectará a los Veintiocho Estados miembros, sino también a aquellas naciones que quieren sumarse al proyecto europeo. La Directiva cambiará radicalmente los servicios financieros de las compañías en el mundo y cuando sea aprobada transformará ampliamente las implicaciones de las operaciones y su gobernanza.
Uno de los terceros países afectados será Turquía, que tendrá que armonizar su actual legislación con la europea, en su camino hacia su entrada en la UE. Ankara tendrá que prepararse para muchos cambios, también en el terreno económico, que cambiarán las reglas del juego en la banca europea y todo el conjunto del sector financiero.