Después de todos los escándalos que ha pasado la compañía automovilística alemana, que parecían estar llegando a su fin, ahora vuelve a estar en el foco de acusaciones por trucar los resultados relacionados con los niveles de emisión, y esta vez también de ruido. El país inquisidor ha sido en esta ocasión Corea del Sur. La […]
Dirigentes Digital
| 02 ago 2016
Después de todos los escándalos que ha pasado la compañía automovilística alemana, que parecían estar llegando a su fin, ahora vuelve a estar en el foco de acusaciones por trucar los resultados relacionados con los niveles de emisión, y esta vez también de ruido.
El país inquisidor ha sido en esta ocasión Corea del Sur. La cuarta economía asiática, con sus acusaciones, presiona a Volkswagen justo ahora que empezaba a limpiar su reputación tras admitir en septiembre que utilizó un software ilegal para ocultar las emisiones tóxicas de cerca de 11 millones de vehículos diésel en todo el mundo.
Corea del Sur fue el año pasado un país que aportó buenos resultados para la compañía alemana, elevando sus ventas en el país en más del triple con 35.778 unidades vendidas.
Sin embargo, tras el escándalo de las emisiones de septiembre las ventas en Corea del Sur se desplomaron, justo en uno de los mercados más rentables para sus marcas de lujo, Audi y Bentley.
El Ministerio de Medioambiente ha revocado la certificación de 83.000 vehículos con motor diésel y de gasolina de Volkswagen, Audi y Bentley, elevando la cifra total de vehículos del grupo que la han perdido hasta los a 209.000. Una considerable perdida para la compañía automovilística. De hecho, equivale a un 68% de los vehículos que la automotriz alemana ha vendido en el país desde el 2007.
En noviembre, el Gobierno revocó la certificación de 126.000 vehículos, ordenó su retirada y multó a la compañía con 14.100 millones de won, acusando a la automotriz de manipular un sistema de control de emisiones.
Los fiscales posteriormente registraron después las oficinas de Volkswagen en Seúl y arrestaron a un ejecutivo. En consecuencia, la compañía suspendió voluntariamente las ventas de la mayoría de sus modelos en Corea del Sur desde el 25 de julio, antes de la decisión del Gobierno.