Apenas diez días nos separan de la reunión en la que el mercado descuenta que el Banco Central Europeo (BCE) ampliará sus medidas de estímulo para impulsar al crecimiento y, sobre todo, insuflar vida a la "alicaída" inflación… Aumentar el tamaño de su programa de compras de activos (QE) desde los 60.000 millones mensuales, la […]
Dirigentes Digital
| 23 nov 2015
Apenas diez días nos separan de la reunión en la que el mercado descuenta que el Banco Central Europeo (BCE) ampliará sus medidas de estímulo para impulsar al crecimiento y, sobre todo, insuflar vida a la "alicaída" inflación… Aumentar el tamaño de su programa de compras de activos (QE) desde los 60.000 millones mensuales, la duración más allá de septiembre de 2016 y/o el universo de las adquisiciones (a deuda local o regional, por ejemplo); así como un nuevo recorte del tipo de depósito, son las "armas" a las que acudirá Mario Draghi.
Mientras la Reserva Federal (Fed) optará, unas dos semanas después, por llevar a cabo la primera subida de tipos en casi una década. No teme el inversor ya esta medida, pues lleva ya quizá demasiado tiempo esperándola y, además, Janet Yellen y sus "compañeros" han dejado claro que el repunte será gradual y siempre dependiendo de los datos. Indicadores que, de momento, apoyan la fortaleza y resistencia de la economía norteamericana.
Liquidez por un lado, una incertidumbre menos por otro, dan lugar a una recuperación del optimismo y la confianza del inversor que nos "robó" China este verano. Llama la atención, no obstante, que espoleada por el debilitamiento del euro este entorno propicio para la renta variable ha sido mejor para Europa que para la Bolsa neoyorquina, más allá del golpe que supuso el escándalo de Volkswagen y los recientes atentados terroristas de París.
"Sea cual sea la explicación, creemos que las acciones de la Zona Euro seguirán superando a Wall Street en los próximos años", afirma Brian Davidson, de Capital Economics. Una apuesta que se asienta sobre una mayor caída de la moneda única frente al "billete verde", a la que se suman "unos beneficios empresariales que subirán más rápido", pues en Estados Unidos "esperamos una aceleración del crecimiento salarial y vemos los márgenes más estrechos". Mientras, en el Viejo Continente hay espacio para un incremento de las ganancias y la valoración parece más atractiva.
La previsión de la firma para 2017 apunta a un S&P 500 en los 2.300 puntos y un Dax en los 14.000, lo que supone un potencial del 10% y el 30% respectivamente.
Para Bankinter, "los niveles de precios no parecen bajos, pero la presión del flujo de fondos continúa siendo muy potente, de manera que el mercado seguirá presionado al alza… sin remedio. A pesar de nuestras reservas, la realidad del mercado a corto plazo invita a no ser demasiado tímido. Los desenlaces más probables de los próximos eventos clave parecen más constructivos que destructivos".
Una campaña de Navidad "decente, aunque no impactante en Estados Unidos", más apoyos por parte del BCE, una duda menos del lado de la Fed, "incluso a nivel absolutamente doméstico la perspectiva sobre las elecciones del 20 de diciembre parece menos preocupante. Todo esto configura un mercado en situación más cómoda que podría dejarse arrastrar más fácilmente por el potente flujo de fondos", destacan estos expertos.
Un apoyo inesperado para la Bolsa
Durante el pasado mes de septiembre, los no residentes vendieron 28.000 millones de dólares en acciones estadounidenses, 25.000 millones en niponas y 13.000 millones en emergentes. Aún no se conocen los datos de la Zona Euro, pero sí sabemos que los inversores extranjeros se deshicieron de 2.000 millones en valores alemanes.
Llama la atención Barclays sobre este importante sell off, sólo comparable con los vistos durante la crisis de 1987 y 2008, pues la misma historia nos dice que "los periodos de fuertes ventas por parte de los no residentes tienden a ir seguidas de retornos superiores a la media".
Por otra parte, la firma británica destaca que las valoraciones actuales no parecen un impedimento importante para la futura apreciación de las Bolsas. Al mismo tiempo, "el crecimiento global esperado del 3,4% para 2016, y la eliminación prevista del lastre del petróleo, debería significar un crecimiento de las ganancias del 7%".