Sin duda, con el tiempo, lo podríamos ver como uno de los principales costes de las medidas expansivas extremas de los bancos centrales. ¿A qué me refiero? Naturalmente, a la distorsión en la asignación de recursos. Pero, por otro lado… ¿no era lo que pretendían los bancos centrales con sus medidas? Crear mercado, pero a […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Sin duda, con el tiempo, lo podríamos ver como uno de los principales costes de las medidas expansivas extremas de los bancos centrales.
¿A qué me refiero? Naturalmente, a la distorsión en la asignación de recursos.
Pero, por otro lado… ¿no era lo que pretendían los bancos centrales con sus medidas? Crear mercado, pero a precios altos de los activos financieros. Esto puede ser leído como reducir las primas de riesgo. Si no se puede combatir la incertidumbre, al menos que se consiga reducir la percepción de riesgo que conlleva. Ya saben que la incertidumbre es complicada de combatir; el riesgo, sí se puede medir.
Los bancos centrales bajan el coste de la financiación, favorecen el crédito y también compran directamente activos. Probablemente las dos primeras decisiones, coherentes con una política monetaria tradicional, buscan mejorar la transmisión de crédito. La última, comprar activos, pretende que reforzarla a través de la revalorización de activos. Lo interesante de esto último es que la compra de activos retroalimenta un proceso que ya están haciendo el resto de los agentes económicos. Y especialmente en Bolsa: los bancos centrales no compran Bolsa, pero inducen al resto de los agentes (empresas y bancos) a realizarlo a través de buybacks. Y como ven, realmente ha sido determinante para obtener la mejor rentabilidad relativa al resto de los activos.
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido en su última reunión comprar deuda corporativa, algo que, como ya saben, nos ha sorprendido. Por el momento ya ha tenido, conjuntamente con el resto de las medidas, un efecto claro en abrir de nuevo el mercado de las emisiones de papel. Además, también decidió un nuevo TLTRO con diferencias con respecto al anterior en términos de coste (más bajo si se supera el objetivo de préstamo) y sin repagos anticipados. Considerando los más de 400.000 millones con el TLTR1, podríamos hablar de otros 600.000 millones accesibles al segundo. ¿Préstamos? Considerando el escenario de tipos de interés actual y perspectivas, todo apunta a que buena parte de esta liquidez se destinará a crédito. Esto es lo que probablemente también espera el BCE.
Al final, el protagonismo de los bancos centrales es clave. Y parte de los beneficios de su actuación, en términos de revalorización de activos, sigue siendo fundamental para mantener unas condiciones financieras favorables. Como inversor "seguir su estela" se ha convertido en una buena estrategia durante buena parte de la Crisis. Lamentablemente, lo que ha cambiado es precisamente su credibilidad para seguir logrando los objetivos. Tendrán que esforzarse mucho para recuperarla.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.