Según la Unión Europea generamos unos 1.700 nuevos billones de bytes por minuto, más o menos seis megabytes por persona y día. Cada vez que realizamos una transacción con nuestra tarjeta de crédito, cada vez que salimos a correr y usamos una aplicación de running para conocer nuestras estadísticas, actualizamos nuestro estado en Facebook, hacemos […]
Dirigentes Digital
| 23 feb 2016
Según la Unión Europea generamos unos 1.700 nuevos billones de bytes por minuto, más o menos seis megabytes por persona y día. Cada vez que realizamos una transacción con nuestra tarjeta de crédito, cada vez que salimos a correr y usamos una aplicación de running para conocer nuestras estadísticas, actualizamos nuestro estado en Facebook, hacemos una búsqueda en Google… La lista es interminable. A diario, sin siquiera darnos cuenta, generamos una ingente cantidad de datos que quedan registrados en la red. Y lo que está por llegar es aún más sorprendente, si cabe: el internet de las cosas o IoT según sus siglas en inglés. El Internet de las cosas es hoy una realidad dada la cantidad de dispositivos a los que ya vivimos conectados. Los smartphones o tablets ya forman parte de nuestro día a día, pero pronto estaremos completamente acostumbrados a ingerir pequeños dispositivos del tamaño de un granito de arena que enviarán información a nuestro médico acerca de nuestro cuerpo o a que nuestros dispositivos controlen de forma inteligente el consumo de energía en casa basándose en patrones de uso de sus habitantes. El internet de las cosas se basa en la conexión de personas y cosas mediante la red y los datos que día a día generamos.
¿Y qué pasa con estos datos? Aquí entra en juego el término Big Data, que fue utilizado por primera vez en 1997 por la NASA, y cuyo uso ha ido incrementándose conforme la penetración de internet y la tecnología han ido en aumento, estableciéndose en diversos sectores desde la investigación científica, la medicina hasta el tráfico, y continúa en los últimos años con su llegada a las empresas. Esta tendencia será mucho mayor, como predice CSC: en 2020 la generación de datos será 44 veces mayor si lo comparamos con hace seis años. Los grandes de la tecnología ya trabajan en soluciones y maneras de almacenar, controlar y analizar esta enorme cantidad de información que recoge tres tipos distintos de datos: estructurados, semi-estructurados, no estructurados.
Es tal el volumen de información que no es posible su explotación con las herramientas que normalmente se encuentran en una empresa (tanto el software como a la tecnología de almacenamiento).
El Big Data facilita la toma de decisiones a través de Data Science, herramientas y técnicas para procesarlos de forma veloz en base a datos verídicos, donde vemos que será muy necesario en el futuro ya que como se indica en el recientemente publicado I Estudio de Transformación Digital de la Empresa Española, únicamente un 34% de las empresas encuestados dispone de datos fiables y de fácil acceso.
Y, de hecho, un estudio de Pricewaterhouse Coopers (PwC) arroja algo de luz sobre esta situación. Los resultados no son demasiado alentadores: de 1.800 medianas empresas (con más de 250 empleados) y grandes corporaciones (con más de 2.500 empleados) encuestadas tanto en Estados Unidos como en Europa, un ínfimo porcentaje reportó efectividad en sus prácticas a la hora de lidiar con los datos recogidos.
Pocas empresas atribuyen a estos datos la importancia que merecen y es más preocupante el hecho de que no los manejan y protegen como cabría esperar. El Data Science es, pues, una de las asignaturas pendientes de las empresas. La consultora independiente Gartner matiza que un 38% de las empresas que han invertido en Big Data desconocen el ROI (positivo o negativo) que obtendrán. Por ello, a día de hoy las empresas debemos plantearnos si explotamos correctamente y de forma eficaz los datos que estamos recogiendo: si son todos los necesarios para el desarrollo de la empresa y si nos ayudan alcanzar nuestros objetivos.
¿Con las herramientas actuales de que disponemos (CRM y software de Business Intelligence) somos capaces de explotar esta información? Si no estamos haciendo lo básico, no tendría sentido embarcarse en un proyecto mayor, así que es ahí donde debe comenzar todo. Las empresas tienden a la mejora en este aspecto e irán apareciendo poco a poco medios para manejar los datos según nuestros intereses ya que, el modo en que se distribuyen ahora, dificulta mucho la tarea de su análisis. Lógicamente, esos datos son una mina de oro para las empresas y su manejo es clave.
Si enfocamos el Big Data hacia el marketing online, podemos empezar dando sencillos pasos con las herramientas disponibles en el mercado de Data Management Platforms (DMP) que nos permitirán explotar toda esta información tan valiosa. Siempre, eso sí, que estemos dispuestos o podamos integrar la información de nuestro CRM y de nuestra herramienta de analítica junto con los datos de campañas y Social Media. Esta información nos permitirá crear perfiles y micro-segmentaciones de nuestros clientes o futuros clientes (look alike, clones, etc…) con un contenido más relevante y especifico en el momento oportuno.
No debemos olvidar que el Data Science y El Big Data en una empresa debe enfocarse siempre hacia ofrecer una mejor experiencia de cliente y a la eficiencia en los procesos, que nos permita ofrecer un mejor servicio.
Joaquín Fité, Digital Strategy Consultant, Tribal Spain