Apenas cinco días después de que Donald Trump ‘desembarcara’ en la Casa Blanca, el Dow Jones superaba los 20.000 puntos por primera vez en su historia, el ‘reflation trade’ espoleado por la elección del republicano funciona a toda marcha.. Pero Capital Economics alerta: “Cuanto más se prologue su enfrentamiento a todo y todos, más probable es […]
Dirigentes Digital
| 01 feb 2017
Apenas cinco días después de que Donald Trump ‘desembarcara’ en la Casa Blanca, el Dow Jones superaba los 20.000 puntos por primera vez en su historia, el ‘reflation trade’ espoleado por la elección del republicano funciona a toda marcha.. Pero Capital Economics alerta: “Cuanto más se prologue su enfrentamiento a todo y todos, más probable es que ponga en peligro las probabilidades de cumplir con el estímulo fiscal” descontado por el mercado. El “nuevo presidente será exactamente el mismo que el ‘candidato’, a pesar de cualquier giro creativo proporcionado por sus asesores”, se lamentaba recientemente Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank. Y es que, mientras por el momento no ha puesto sobre el papel ninguna propuesta económica, sí que comenzado a implementar políticas de control migratorio y de proteccionismo. El muro de México, el fin del acuerdo de libre comercio con 12 países asiáticos (el Trans-Pacific Partnership o TPP por sus siglas en inglés), amenaza de grandes impuestos a las corporaciones que se lleven su producción fuera del país, acusaciones a China o Alemania de beneficiarse de unas divisas demasiado baratas que ahogan a Estados Unidos… Hasta ahora, ni la rentabilidad de la deuda a 10 años, ni el S&P 500 han registrado fuertes cambios y, de hecho, apunta Capital Economics, “la volatilidad implícita del mercado estadounidense en particular se ha mantenido muy baja”. Una falta de respuesta, detalla la firma, que puede parecer notable ante las polémicas órdenes ejecutivas implementadas por Trump y sus tweets incendiarios… “La explicación más probable es que ninguno ha tenido influencia importante en las perspectivas de la economía estadounidense a corto plazo. Sin embargo, sus acciones podrían dañar seriamente la posibilidades de que sus iniciativas en materia económica sean aprobadas por el Congreso”. Un peligro, apunta, que es importante para los bonos pues se han visto “socavadas por unas perspectivas de mayor oferta, mayor inflación y una Fed más estricta como resultado de los planes del presidente”. Mientras, la renta variable, por su parte, se ha beneficiado significativamente de su “probable impulso al crecimiento”. En este contexto, si su estilo de gobierno “termina frustrando su agenda política para la economía doméstica, el resultado no será necesariamente bueno para renta fija y malo para renta variable. Mucho dependerá si da salida a su frustración volviéndose aún más duro respecto a la internacional, sobre la cual tratará de ejercer más control”. Esto también alimentaría la inflación (ante un incremento del coste de la mano de obra y más impuestos para la importaciones). Por tanto, “los inversores podrían no ‘dar marcha’ atrás en sus previsiones de una Fed más hawkish, evitando que las yields de los bonos caigan”. Pero, advierte, “las cosas podrían empeorar el mercado bursátil, después de todo las multinacionales estadounidenses sufrirán con un dólar más fuerte y han prosperado gracias a la globalicación”. Su conclusión es clara: “A menos que Trump cambie su melodía, la calma es poco probable que se mantenga”. Volatilidad y tipos Mientras, desde Moody’s Capital Markets Research, señalan que “el VIX (índice de volatilidad) es bajo, pero el riesgo de sobrevaloración, no”. Y recuerdan que entre 1998 y 2000 los excesos en este sentido se asemejaron a los actuales. “A pesar de la caída superior al 7% de las ganancias anuales desde diciembre de 1997, el valor de mercado logró acumular un ascenso del 49,5% entre el último trimestre de dicho año y el primero de 2000”. No es sorprendente, por tanto, que la elevada valoración “sin precedentes estableciera las bases para una corrección del 42% hasta octubre de 2002”. Ahora bien, estos expertos creen que a no ser que se produzca una caída de calado en los beneficios, algo que no espera el consenso pues calcula incrementos hasta 2018, Wall Street podrá marcar nuevos máximos. Preocupa más a estos analistas el riesgo de tipos y, de hecho, consideran que de alcanzar niveles “sustancialmente” más altos podrían provocar una contracción bursátil del 5%. Con todo, reconocen que la sobrevaloración “advierte de una corrección dolorosa en caso de que el sentimiento del mercado empeore considerablemente”.