Cuando menos es sorprendente que el presidente de EEUU Barack Obama haga oídos sordos de la situación que viven las petroleras mundiales, entre ellas las estadounidenses, con un anuncio como el de imponer una tasa de 10 dólares a cada barril de petróleo. Una provocación que Obama ha puesto sobre la mesa para dar vida […]
Dirigentes Digital
| 05 feb 2016
Cuando menos es sorprendente que el presidente de EEUU Barack Obama haga oídos sordos de la situación que viven las petroleras mundiales, entre ellas las estadounidenses, con un anuncio como el de imponer una tasa de 10 dólares a cada barril de petróleo. Una provocación que Obama ha puesto sobre la mesa para dar vida al fantasma que todas quieren evitar: que el petróleo alcance los 20 dólares el barril.
El sector trabaja a marchas forzadas para acomodarse al nuevo escenario de precios bajos porque todo apunta a que, lo mejor que puede pasarles es que se estabilice en los niveles actuales. Y así las cosas, las grandes presentan números que asustan. En el caso de ExxonMobil, la mayor del país, el beneficio se redujo un 50% con unos ingresos que descendieron a un ritmo del 35% en 2015. Sólo en el último trimestre del año pasado, la firma tuvo una reducción del 58 % en sus beneficios netos, hasta los 2.780 millones de dólares.
A pesar de esa reducción, ExxonMobil pudo cerrar el trimestre con una ganancia neta, mientras que la segunda petrolera estadounidense, Chevron, anunció que entre octubre y diciembre de 2015 tuvo una pérdida neta, por primera vez en un trimestre desde 2002. Chevron en el conjunto del año se escapa de los números rojos con una reducción del 76 % en su beneficio neto.
Y el problema se encuentra principalmente en el negocio "upstream", el de perforación que es el que requiere fuertes inversione para extraer crudo. Ahí Chevron generó unas pérdidas de 4.055 millones de dólares, frente a la ganancia de 3.327 millones que tuvo en 2014.
El camino de baldosas negras continúa en el continente europeo. Por ejemplo, Royal Dutch Shell ha reducido sus beneficios un 87% y su fusión con BG conllevará el despido de 10.000 trabajadores. La estrategia de ganar en tamaño para optimizar los recursos se impone mientras su consejero delegado, Ben van Beurden, se muestra convencido de que esto abre "un nuevo capítulo para la empresa".
La británica BP ha sido una de las que peor lo pasado con pérdidas de 6.482 millones de dólares en 2015, su peor resultado en más de 20 años. Unos resultados que provocan que siga abriendo la puerta de salida a más personal. A los 4.000 despidos anunciados en el mes de enero en el área de producción y exploración, acaba de sumar otros 3.000 en el área de refinado y venta.