Los mercados emergentes siguen dominando el ranking de activos con mejor rentabilidad del año. Y la correlación esta vez es positiva y al alza tanto para las Bolsas como para la deuda de estos mercados. En el segmento de renta fija, los expertos de JP Morgan AM consideran que, puesto que muchas de las divisas […]
Dirigentes Digital
| 27 abr 2017
Los mercados emergentes siguen dominando el ranking de activos con mejor rentabilidad del año. Y la correlación esta vez es positiva y al alza tanto para las Bolsas como para la deuda de estos mercados. En el segmento de renta fija, los expertos de JP Morgan AM consideran que, puesto que muchas de las divisas de estos territorios se han debilitado de forma significativa frente al dólar, “el potencial de ganancias sobre los precios de los activos en moneda local y países podría ser superior, y los riesgos se han reducido en cierta medida”. Pero cuidado. Los riesgos en estos mercados permanecen pese a la mejora de perspectivas. Desde Amundi, los gestores están volviendo por ello con pies de plomo a emergentes. “Las dificultades de Trump para llevar a cabo sus planes y la opinión de la Fed (que garantiza la continuación de su carácter gradual) son dos argumentos a favor de una continua afluencia de capital a estas clases de activos (divisa local, renta variable, divisa). Sin embargo, seguimos prefiriendo la deuda denominada en divisa fuerte frente a la deuda en divisa local”. A su juicio, a medio plazo, los mercados emergentes siguen teniendo muchas ventajas. “Hay muchos motivos que justifican seguir positivos: las valoraciones atractivas, las divisas a menudo infravaloradas, la fuerte infraponderación en los fondos, los flujos de capital potencialmente elevados, etc.”, inidcan. Para Fidelity, la búsqueda continua de rendimientos será clave para sostener la deuda emergente, siempre que la tolerancia al riesgo siga siendo positiva. “La deuda de los mercados emergentes sigue beneficiándose de la tolerancia al riesgo y la búsqueda de rendimientos que ha impulsado las rentabilidades desde la elección de Trump. Hemos asistido a un bienvenido repunte del crecimiento económico en los mercados emergentes y la calidad crediticia se está estabilizando tras años de deterioro”, indican, añadiendo que “aunque los indicadores de crecimiento mundial arrojan una imagen general positiva, la actividad de los mercados desarrollados es más fuerte que la de los emergentes, y esa tendencia podría afectar a los flujos de capitales y a las rentabilidades de los mercados emergentes durante los próximos meses”, advierten. La clave del éxito Según explican desde la gestora, las perspectivas siguen dependiendo mucho de la trayectoria futura de los tipos estadounidenses y el billete verde, así como de las políticas proteccionistas que el nuevo gobierno estadounidense podría intentar poner en marcha. De todos ellos, el último elemento sigue siendo una incógnita y podría poner palos en las ruedas del crecimiento emergente y mundial. “Más allá de estos riesgos macroeconómicos, algunos países seguirán en el candelero por razones de índole interna. El endeudamiento y el crecimiento débil de China, el descontento social y las menguantes reservas de divisas de Venezuela y la creciente autocracia del gobierno turco son algunos ejemplos de los temas que, en nuestra opinión, seguirán generando titulares este año”, explican. Por eso, desde la gestora apuestan por los emisores corporativos en divisa fuerte. “Seguimos siendo cautos sobre la deuda pública en divisa fuerte de los mercados emergentes, atendiendo a las elevadas valoraciones y al posicionamiento masificado. Preferimos invertir en bonos corporativos emergentes en divisa fuerte por su mayor calidad, menor volatilidad y menor duración, y por ofrecer rendimientos similares a los de la deuda pública”, indican. Para los expertos, la deuda en moneda nacional se enfrenta a algunas dificultades, que se originan principalmente en las alzas de la inflación en algunos países emergentes y en la posibilidad de que el dólar siga revalorizándose. Dentro de esta clase de activos, elevar el peso de los bonos indexados a la inflación puede ayudar a los inversores que quieren seguir apostando por la región pero que desean diversificar sus fuentes de duración. “También apreciamos oportunidades en los mercados donde la moneda y los tipos se han visto especialmente penalizados por motivos específicos durante los últimos meses. Países como Turquía y México, por ejemplo, se han comportado claramente peor que el conjunto del mercado debido a inquietudes macroeconómicas y geopolíticas. Aunque la volatilidad de estos mercados seguirá siendo elevada, las valoraciones se han ajustado considerablemente”, aseguran. Desde Morningstar, Fernando Luque indica la importancia de centrase en los fundamentales de los tipos de activo y sus valoraciones a la hora de acercarse a estos mercados. “Bajo ese punto de vista la deuda emergente ofrece a nuestro juico un binomio riesgo-rentabilidad más atractivo que la deuda emitida por los países desarrollados”. Coincide Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, en un reciente informe centrado en Latinoamérica. A su juicio, entre los riesgos más relevantes para la región está, de nuevo, la política proteccionista de la Administración Trump, sobre todo para México. Sin embargo, apunta a que en general, “las compañías latinoamericanas ya no son únicamente locales y las que tienen su sede en la región, pero desarrollan sus actividades principalmente más allá de sus fronteras, se verán menos afectadas, e incluso podrán beneficiarse de una mejor tasa de cambio que repercutirá positivamente en su competitividad, incluso en este contexto tan complejo”. Desde Morningstar insisten en la idea de las mejores perspectivas por valoración de los emergentes. “La capitalización de los índices JP Morgan EM se ha más que duplicado desde 2008 y la deuda emergente representa alrededor del 15% del volumen total de la deuda global. En particular, las emisiones en moneda local se han acelerado y representan hoy en día el 84% de la deuda de los mercados emergentes”, recuerda Luque en un reciente análisis. Para el experto, pese a los riesgos, “los episodios de volatilidad creados por los flujos de entrada y salida ofrecen oportunidades interesantes para los inversores”. Por otra parte, “la diversidad de los países subyacentes y de los factores de rentabilidad (tipos de interés, divisas, crédito) permite una gestión activa interesante. A largo plazo, creemos que, junto con la selección de gestores de calidad, esta clase de activos debe recompensar a los inversores más pacientes”.