En general, el consenso espera (¿o desea?) que la economía no descarrile. Analistas y gestores hablan de una sobrerreacción y nos recuerdan que los bancos centrales siguen ahí, apoyando, con sus políticas monetarias acomodaticias que, más allá de la Fed, tienen vocación de ampliarse, como es el caso del Banco Central Europeo (BCE) y del […]
Dirigentes Digital
| 23 mar 2016
En general, el consenso espera (¿o desea?) que la economía no descarrile. Analistas y gestores hablan de una sobrerreacción y nos recuerdan que los bancos centrales siguen ahí, apoyando, con sus políticas monetarias acomodaticias que, más allá de la Fed, tienen vocación de ampliarse, como es el caso del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés).
Sin embargo, no son pocos los que advierten del daño que ha sufrido la confianza inversora, que cada vez son mayores las dudas en torno a la credibilidad (y eficacia) de las autoridades monetarias y, sobre todo, que los bruscos movimientos registrados por los mercados tendrán un impacto (aún sin cuantificar) en la economía real y, por tanto, podrían, cuanto menos, desacelerar el crecimiento.
Pesimistas u optimistas. Alcistas o bajistas. Nos creamos a quien nos creamos, lo que sí parece claro es que el horizonte es incierto, pues las dudas (al menos por ahora) superan a las certezas, y nadie tiene muy claro cuándo veremos la luz al final del túnel.
En este turbulento contexto, las estrategias de inversión basadas en los dividendos ganan enteros. "Aprovecharíamos los repuntes en valores de corte más cíclico para rotar nuestra cartera hacia otros de características más defensivas, que ofrezcan elevadas rentabilidades por dividendo. El entorno de bajos tipos de interés, que esperamos sea duradero, y la falta de atractivo a estos precios de la renta fija hacen de este tipo de valores los más aconsejables para inversores que no quieran asumir excesivo riesgo", recomienda Link Securities.
Coincide el Departamento de Análisis de Bankinter al aconsejar "compañías de alta rentabilidad por dividendo con balances sólidos e ingresos estables", junto a su apuesta por fondos de retorno absoluto y asimilados.
La anticipación es clave
Ahora bien, "invertir en dividendos es simple, pero no fácil", nos recuerdan tajantes desde Degroof Petercam AM, pues como deja claro su gestor, Ignace De Coene, en este ámbito "todo gira en torno a la anticipación".
Adelantarse a la caída o recorte de los dividendos y, viceversa, al aumento de los mismos mediante la vigilancia de las rentabilidades futuras. Y para ello llevan a cabo un profundo análisis cuantitativo y cualitativo, vigilando especialmente la salud de los balances y el flujo de caja de las compañías en las que invierten.
Concretamente, para ese ejercicio señalan como temas interesantes la combinación tanto de la rentabilidad por dividendo como del crecimiento del dividendo, empresas con fuertes balances ("para capear el temporal") y cash flow capaz de soportar el dividendo. También Japón y Europa frente a Estados Unidos, pues, al otro lado del Atlántico, están muy centrados en las recompras de acciones.
Puede leer el reportaje completo en la revista DIRIGENTES del mes de marzo