El comercio agroalimentario es uno de los puntos fuertes en las relaciones entre ambos países. La creciente clase media de China busca nuevos productos y se interesa por lo que viene del exterior. En este contexto, han nacido incluso algunas tiendas especializadas en productos españoles. En el caso del aceite de oliva España se encuentra […]
Dirigentes Digital
| 22 sep 2014
El comercio agroalimentario es uno de los puntos fuertes en las relaciones entre ambos países. La creciente clase media de China busca nuevos productos y se interesa por lo que viene del exterior. En este contexto, han nacido incluso algunas tiendas especializadas en productos españoles. En el caso del aceite de oliva España se encuentra muy bien situado, aunque existen algunos productos que todavía es necesario dar a conocer. No solo los bienes de consumo final tienen presencia en China, también los que se utilizan para elaborar otros. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que la partida "Carnes y despojos" se sitúa en el quinto lugar dentro de la Exportación e Inversiones de España en China.
En total en lo que llevamos de 2014, las exportaciones españolas al este país ascienden a 2.405 millones de euros, según datos recogidos en la base de datos Estacom de comercio exterior del ICEX. Una cifra que a pesar del mal comportamiento de las importaciones del gigante asiático ha superado los datos de 2013 cuando en el mismo periodo las empresas españolas vendieron 2.374 millones de euros.
"Una de las mayores oportunidades de negocios en China en estos años, son aquellas actividades relacionadas con la clase media. Si en la primera década de este siglo se enfocaban los productos de consumo de importación hacia las clases más altas, veremos un cambio en la demanda que procederá de las clases medias", según explican desde el Instituto Valenciano de apoyo a la exportación. Esta idea se apoya en cifras, si se tiene en cuenta la definición de la Academia de Ciencias Sociales del país que estima que desde los 300 millones de personas que estaban dentro de esa categoría en 2008, en 2015 pueden alcanzar los 500 millones.
Los bienes industriales también pueden representar una oportunidad para el país. China es el primer mercado mundial de máquina herramienta (maquinaria que se utiliza para fabricar otra maquinaria). Los componentes de automoción viven una pujante demanda interna e incremento de las exportaciones donde los principales clientes son los fabricantes de automóviles extranjeros que demandan productos de mayor calidad, explican desde el ICEX. Un apartado que ya está aprovechando España donde el sector que lidera las exportaciones al gigante asiático son "equipos, componentes y accesorios de automoción", que suponen un valor total de alrededor 190 mil euros en lo que va de año.
Un país cada vez más urbanizado
El aumento de la población que vive en las ciudades también está mostrando oportunidades para las empresas que se dediquen a servicios relativos a la urbanización. En China existen más de cien localidades cuya población supera el millón de habitantes, a lo que se suman unos recursos hídricos escasos e irregularmente distribuidos junto con un tratamiento de residuos pendiente de resolver. Por lo que esta combinación de factores puede representar una oportunidad para aquellas empresas equipamiento medioambiental para tratamiento de agua y residuos. Aunque no todo es positivo porque a los inversores extranjeros solo se les permite poseer como máximo el 49% de las empresas municipales que operen las redes de distribución.
Las energías renovables también puede mostrar oportunidades para las empresas españolas. "La política de energías renovables tiene un perfil muy industrial que busca la consolidación de la industria de capital local mediante un abanico amplio de fórmulas de intervención empresarial y administrativa", señalan desde el ICEX.
A pesar de que China pueda observarse como un gran mercado con multitud de oportunidades de inversión también hay que tener en cuenta la idiosincrasia de esta economía. En todos los sectores no es posible la inversión extranjera y hay que conocer las barreras de entrada que pueden variar desde la obligación de acudir con un socio local o la limitación de propiedad dentro de una joint venture. "Los sectores en los que no se permite la inversión extranjera son el desarrollo de tecnologías relacionadas con la investigación de células madre y tratamiento genético, servicios técnicos y de exploración geológica, producción y distribución en el sector audiovisual, gestión y propiedad de campos de golf, servicios de contenido para nuevos sitios web y programación de audio y vídeo para Internet, así como varias actividades industriales caracterizadas por ser especialmente contaminantes y consumidoras de recursos", se expone en el Catálogo para la guía industrial de inversión extranjera.
Las empresas españolas tienen una gran ventaja competitiva en materia de infraestructuras a nivel internacional. Sin embargo, China no es el mejor lugar para desarrollar su actividad. El sector es complicado dada la alta competencia local. De esta manera, la inversión extranjera en infraestructuras de transporte se suele articular por dos vías principales: la reorganización de activos y venta en bolsa de la propiedad de los mismos mediante OPVs por parte de las autoridades públicas responsables, o la formalización de empresas mixtas con tales autoridades, más que en licitaciones abiertas a empresas extranjeras en infraestructuras de transporte, explican desde el Icex.