La autoridad monetaria norteamericana, preocupada por el inestable contexto internacional, mantiene pulsado el botón de ‘pausa’ y, si en diciembre se esperaban cuatro incrementos del precio del dinero, sus miembros prevén ahora que cierre el año en el rango del 0,75%-1% (frente al 0,25%-0,50% actual), lo que supone la mitad de ascensos inicialmente estimados. Y […]
Dirigentes Digital
| 21 mar 2016
La autoridad monetaria norteamericana, preocupada por el inestable contexto internacional, mantiene pulsado el botón de ‘pausa’ y, si en diciembre se esperaban cuatro incrementos del precio del dinero, sus miembros prevén ahora que cierre el año en el rango del 0,75%-1% (frente al 0,25%-0,50% actual), lo que supone la mitad de ascensos inicialmente estimados. Y habrá que esperar a junio para ver el primero…
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, confía en la fortaleza interna de la economía, pero no se fía del resto del mundo y ahora estima que el PIB estadounidense crecerá un 2,2% este año, el nivel más bajo desde 2013. La inflación, por su parte, alcanzará el 1,2% (se estimó en el 1,6% el pasado diciembre) y el paro caerá hasta el 4,5% (4,7% previo).
Rick Rieder, director de inversiones de renta fija mundial en BlackRock, considera que "los responsables políticos se enfrentarán a un contexto complejo, dado que es probable que los avances en el mercado laboral hayan tocado techo y se ralenticen en la segunda mitad del año, en paralelo al cambio de rumbo de los beneficios empresariales".
Es más, añade, "si bien el empleo y un contexto de inflación que cobra forma garantizan la continuidad del ciclo de ajuste de la política monetaria, su ritmo bien podría verse marcado por las condiciones financieras más allá de sus fronteras, al menos algo más de a lo que nos tiene acostumbrados".
En este contexto, Chris Iggo, CIO de renta fija de AXA Investment Managers, considera que mientras los bancos centrales "experimentan con sus nuevas herramientas" y la inflación se mantiene cerca de cero, los tipos son mínimos y "no hay mucho espacio para que la curva de rentabilidad sea mucho mayor". Así, señalan, "son los mercados de crédito los que proporcionan la ‘diversión y la beta".
Concretamente, apunta: "El high yield europeo se beneficiará de la generosidad del Banco Central Europeo (BCE); y los spreads de inflación del ‘permiso’ de la Fed para que los precios sean más altos".
De hecho, Marion Le Morhedec y Jonathan Baltora, gestores del fondo AXA WF Global Inflation Bonds, señalan que han añadido "posiciones sensibles a la inflación en nuestras carteras especialmente bonos protegidos frente a la inflación (TIPS por sus siglas en inglés), donde vemos las mayores oportunidades en los próximos meses".
Finalmente, desde Capital Economics mantienen su previsiones de que la rentabilidad del bono a diez años estadounidense subirá al 3% a finales del próximo ejercicio, desde menos del 2% actual. Y es que, siguen estimando que el mayor aumento de la inflación, junto a la reducción de los riesgos globales, obligarán a la Fed a incrementar los tipos más rápido de lo que se espera. Su estimación pasa porque cierren el año en el rango del 1%-1,25% y el próximo en el 2,25%-2,50%.