El cierre casi plano que las Bolsas europeas registraron ayer, tras llegar a subir más de un 4% con el anuncio de Draghi, demuestra la locura que vive un mercado que se debate entre la euforia por los nuevos estímulos y el miedo a las dudas sobre la economía que han provocado dichas medidas. Felipe […]
Dirigentes Digital
| 11 mar 2016
El cierre casi plano que las Bolsas europeas registraron ayer, tras llegar a subir más de un 4% con el anuncio de Draghi, demuestra la locura que vive un mercado que se debate entre la euforia por los nuevos estímulos y el miedo a las dudas sobre la economía que han provocado dichas medidas.
Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, considera que ahora "sí se puede decir que Draghi ha puesto toda la carne en el asador". Pero advierte: "de no conseguir los objetivos deseados de inflación, al BCE le quedan ya pocas balas en la recámara". En este sentido, apunta a la compra de títulos de renta variable o incluso bonos extranjeros. "Sin embargo, este mecanismo podría sonar un tanto desesperante, además de que sería muy complejo de articular", explica.
Los expertos coinciden en que el anuncio de Draghi ha sorprendido para bien. "Aparentemente, el Banco Central ha logrado encontrar el justo equilibrio al evitar añadir más presión a un sistema bancario ya debilitado, a la vez que ha reconfortado a la economía en general". Stefan Isaacs, director adjunto del equipo de renta fija de M&G Investments.
A su juicio, "la sorpresa ha sido grande teniendo en cuenta las sensibilidades políticas, el anterior desacuerdo entre defensores y detractores de las políticas acomodaticias en su Consejo de Gobierno y el debate en torno a la legalidad de la compra de deuda corporativa".
Y el más beneficiado ha sido sin duda el sector bancario. Al menos de momento y en lo que a su cotización se refiere. George Efstathopoulos, gestor de fondos multiactivos en Fidelity International, recuerda que desde que el Banco de Japón introdujo tipos de interés negativos a principios de año, los inversores europeos estaban preocupados con la posible adopción de un esquema similar que comprimiría aún más los márgenes netos de interés para los bancos europeos, impactando así sus beneficios pero también su capacidad de incrementar la concesión de préstamos y asumir riesgos. "Sin embargo, mediante la nueva serie de LTROs los bancos básicamente van a verse subsidiados para prestar. Esto es muy positivo para el sector bancario, que ha estado sobrevendido y bajo presión en los últimos meses", explica.
Para Efstathopoulos, el incremento del programa de compra de activos en 20.000 millones de euros al mes también es mayor de lo que esperaba el mercado, con un universo elegible que incluye ya los bonos con grado de inversión, "algo positivo para los activos de riesgo en un momento en el que los spreads de los bonos corporativos están cotizando en máximos de los últimos años". A su juicio, "los bonos soberanos periféricos también se beneficiarán pues el BCE puede ahora comprar más deuda pendiente".
Cuidado con la inflación
A pesar de considerar las nuevas medidas positivas también para la renta fija, Tanguy Le Saout, director de renta fija europea de Pioneer, advierte que las previsiones de inflación del organismo son considerablemente superiores a las expectativas de mercado. "Por ejemplo, el mercado espera una tasa media de inflación de 0,6% en 2017. Si está en lo correcto, el BCE tendrá que anunciar más medidas de flexibilización a lo largo de 2016. Pero si el organismo es el que tiene razón, el punto de equilibrio de la inflación pueden ser considerados barato a estos niveles", explica.
A su juicio, las perspectivas para el crédito europeo son sin lugar a dudas más positivas ahora que antes de la rueda de prensa. "Aunque no tengamos detalles sobre la cuantía de la adquisición de crédito no financiero (se especula que aproximadamente 5.000 millones de euros por mes), el hecho de que haya adquisiciones de bonos corporativos cada mes apoyará los diferenciales", indica. "Esperamos ver un incremento en la emisión, pero la demanda creciente puede llegar a superar esta oferta".
A por las reformas estructurales
Desde M&G Investments explican que "al superar las expectativas del mercado, las medidas del BCE deberían apuntalar la confianza, contribuir a un incremento de la concesión de préstamos y a aumentar las perspectivas de inflación". Pero consideran que "si bien Mario Draghi no lo reconocerá públicamente, el BCE tendría que ser consciente de que está llegando al límite efectivo de lo que puede hacer para respaldar la economía. También es necesaria la aplicación de reformas estructurales y medidas presupuestarias".
En el mismo sentido se manifiesta Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management, al considerar que la actuación del BCE refleja la política de ‘una sola pata’ de la Zona Euro. "Todo el trabajo debe ser hecho por el banco central, al no existir una política fiscal proactiva. Soy pesimista, en el punto y hora en el que este programa reducirá la liquidez en un gran número de activos. Ya pasó en la deuda soberana de algunos países, ahora llega el turno del mercado de ‘grado de inversión", insiste.
Los expertos de Capital Economics van más allá y advierten que "no hay garantías de que las medidas vayan a reactivar la recuperación o eliminar la amenaza de deflación".
Consideran que este "está lejos de ser cierto que ese último bazuca sea más efectivo que los anteriores" tanto en lo que respecta al crecimiento, como a los precios. Al mismo tiempo, añaden, "en los últimos años ha quedado claro que la política monetaria por sí sola no puede resolver los problemas de la Zona Euro. El BCE ha cumplido su parte, tardíamente, pero no puede hacer milagros".
Desde SelfBank concluyen que "la manera de conseguir elevar la inflación es estimulando el consumo o los salarios. No estaría de más que los gobiernos nacionales le echaran una mano al BCE, algo que el italiano se encarga de recordarles en todas y cada una de sus comparecencias".
Y explican: "Debemos ser conscientes de que detrás de estas políticas tan expansivas están los riesgos de creación de burbujas en determinados activos y la complacencia de los gobiernos, que podrían retrasar la implantación de reformas en sus respectivas economías. En resumen, cómo habrá visto el BCE la situación económica para haber tenido que lanzar todas estas medidas".