La inversión con riesgo siempre se produce en entornos en los que se goza de mayor tranquilidad económica. En este sentido, el panorama macroeconómico que tenemos ante nosotros se encuentra con mayor grado de tranquilidad en gran medida por las medidas de los principales bancos centrales y la actividad económica constante. En este sentido, un […]
Dirigentes Digital
| 20 oct 2017
La inversión con riesgo siempre se produce en entornos en los que se goza de mayor tranquilidad económica. En este sentido, el panorama macroeconómico que tenemos ante nosotros se encuentra con mayor grado de tranquilidad en gran medida por las medidas de los principales bancos centrales y la actividad económica constante. En este sentido, un último informe de Loomis Sayles hace referencia por ese apetito por el riesgo por parte de los inversores, que se mantiene fuerte y sólido ante las perspectivas que se barajan. El índice de apetito del riesgo que desarrollan los expertos de esta casa, que suma seis variables entre clases de activos, indica un nivel de tolerancia de los inversores “para mantener valores de mayor riesgo que los Treasuries”. El apetito por el riesgo se ha mantenido fuerte este año, y desde Loomis Sayles esperan que la tendencia “continúe hasta 2018, a menos que se produzcan eventos inesperados que aumenten dramáticamente el riesgo sistémico”. Los mercados han rechazado los titulares recientes relacionados con la política estadounidense, la geopolítica, las amenazas a la seguridad informática e incluso el medio ambiente, y la mayoría de los precios de los activos han seguido apreciándose. En lugar de centrarse en los riesgos conocidos con resultados desconocidos, “la mayoría de los mercados parecen enfocarse en los aspectos fundamentales subyacentes”, sostienen. Así, el declive del dólar estadounidense en relación con las divisas extranjeras hasta la fecha ha sido “un factor clave del desempeño de los activos de los mercados emergentes (EM) y ha respaldado las ganancias de las multinacionales estadounidenses a nivel mundial, puesto que se encuentran con una recuperación sincronizada por primera vez desde 2006, y los índices de capital y crédito en Estados Unidos y fuera de sus fronteras han recogido esta aceleración de los beneficios”. Mirando hacia el futuro, desde la firma consideran que el dólar “debería permanecer estable a un nivel ligeramente más débil en comparación con sus pares globales, particularmente en los mercados emergentes, donde el crecimiento económico en conjunto ha superado al norteamericano si bien los rendimientos del los bonos americanos a corto plazo se han movido hacia más arriba este año junto con los tipos de interés”. Los rendimientos a largo plazo con vencimiento de 5 a 30 años han disminuido en lo que va del año, “apoyando el comercio global de renta fija“. Un shock de inflación podría endurecer las condiciones financieras y hacer que los rendimientos aumenten en el futuro, pero en los próximos 12 meses, creen que “los rendimientos estables a ligeramente mayores a mediano y largo plazo son más probables”. Los bancos centrales también han telegrafiado los cambios en las políticas con bastante claridad, lo que parece haber aumentado “la confianza de los inversores de que es menos posible un error en cuanto a las medidas políticas”.