El último banco central en optar por el consabido ‘esperar y ver’ ha sido la Reserva Federal (Fed), aunque sí ha reconocido que los "riesgos de corto plazo han disminuido", optando por un leve optimismo con el que hacía tiempo que no nos deleitaba… Antes, fue el turno de pulsar el botón de stand by […]
Dirigentes Digital
| 28 jul 2016
El último banco central en optar por el consabido ‘esperar y ver’ ha sido la Reserva Federal (Fed), aunque sí ha reconocido que los "riesgos de corto plazo han disminuido", optando por un leve optimismo con el que hacía tiempo que no nos deleitaba… Antes, fue el turno de pulsar el botón de stand by de la autoridad monetaria británica y del Banco Central Europeo (BCE), que han preferido aguardar a tener más datos sobre el impacto del Brexit. Pero el consenso no cree que los nipones vayan en este caso a optar por la paciencia.
Muestra de ello, apuntan los expertos, son los rumores que apuntan a la inminente presentación de un paquete de ayudas valorado en 28 billones de yenes (265.000 millones de dólares) por parte del Ejecutivo de Shinzo Abe, tan pronto como la semana que viene. Más de lo previsto, que eran 20 billones y, según Reuters, un 6% de la economía japonesa.
El timing de esta inyección añade presión sobre el BoJ para que actúe. También los datos, con una inflación muy por debajo del objetivo del 2% y un crecimiento que se asoma al precipicio, y un yen que se revaloriza frente al dólar un 12% en lo que va de año.
Así, Capital Economics espera que el Banco de Japón incremente el tamaño de su programa de compra de activos (QE) hasta los 90 billones de yenes al mes, desde los 80 billones actuales; y reduzca el tipo de depósito hasta el -0,3% desde el -0,1% actual. Es más, creen que este ratio llegará a contraerse en un futuro hasta el -0,9%, aproximadamente 50 puntos básicos menos que el suelo actual que descuenta el mercado.
Y, por tanto, prevén que el yen cederá hasta niveles de 120 frente al dólar a finales de 2017; apoyando la renta variable nipona, situando el precio objetivo del Nikkei a cierre del próximo años en los 19.500 puntos, un gran potencial al alza si se compara con los 16.476 del cierre de este jueves).
Al mismo tiempo, Susan Joho, economista de Julius Baer, recuerda que últimamente el estímulo de moda a la hora de hablar de Japón ha sido el ‘dinero helicóptero’, esto es, la inyección directa de capital en la economía real. Especulaciones que se vieron espoleadas tras la reunión de Kuroda con el ex presidente de la Fed, Ben Bernanke, y que no ha logrado acallar el nipón a pesar de haber negado que acudirá a esta opción cada vez que le han preguntado por ella.
Esto, apunta la experta, no es suficiente, sobre todo si tenemos en cuenta "su rechazo explícito anterior a los tipos de interés negativos"… Sin embargo, reconoce, es una posibilidad cuya aplicación es "más difícil de lo que parece a primera vista" y sus efectos secundarios son "impredecibles". Es por ello, que su implementación sólo se produciría "agotadas todas las demás medidas posibles", que, más allá del QE, pasan por la emisión de cupones, la relajación fiscal o programas de infraestructuras con dinero nuevo del banco central.
Joho aguarda también, no obstante, que, por ahora, el BoJ aumente sus compras de activos (probablemente en el universo de ETFs) y rebaje más los tipos, pero "no será suficiente, por lo que se espera más en los próximos meses. La esperanza está en el paquete de estímulos fiscales complementarios". Dos pilares que deberían llevar a su divisa a optar por la lateralidad y al cruce dólar/yen a 105 con un horizonte a tres meses vista.
¿Cómo sería el ‘dinero helicóptero’?
Desde Imantia señalan que el BoJ podría sacar el ‘arma definitiva’ empleando una secuencia similar a esta: "Imprimir billetes o comprar bonos perpetuos cupón cero, con ese dinero el Ejecutivo podría impulsar la inversión pública o repagar deuda anterior o una mezcla de ambas, un dinero que nunca se devolverá, porque se ha creado para luego darlo de baja".
No, reconocen, no es de lo que hablaba Bernanke, esto es, "dar dinero a los ciudadanos para que lo gasten, sino un helicóptero que sobrevuela las oficinas del gobierno para financiar/subsidiar los proyectos que quiera impulsar".
Esta medida, apuntan, "necesitaría de algunos cambios legislativos (para que BoJ suscriba directamente los bonos de gobierno), pero también es cierto que, en teoría, se puede lanzar un programa de impulso fiscal tan grande como se requiera".
De los efectos que tengan (si se hacen realidad) sobre la inflación futura o sobre la estabilidad financiera (¿cuánto vale un yen en ese contexto?), "habría que pensar en el medio plazo y echar mano de la historia. A corto plazo, serían un claro catalizador para ver una Bolsa nipona más fuerte y una moneda más débil. Pero más tarde, podríamos ver consecuencias similares a las vividas en Japón en su episodio de hiperinflación…" concluyen.