El Banco de Japón ha decidido mantener sin cambios la política monetaria que puso en marcha en el año 2013 con un agresivo programa de flexibilización monetaria para lograr alcanzar una inflación del 2%. La caída de los precios del crudo y la ralentización global han obligado a la entidad a retrasar su plazo de […]
Dirigentes Digital
| 23 ene 2018
El Banco de Japón ha decidido mantener sin cambios la política monetaria que puso en marcha en el año 2013 con un agresivo programa de flexibilización monetaria para lograr alcanzar una inflación del 2%. La caída de los precios del crudo y la ralentización global han obligado a la entidad a retrasar su plazo de consecución y a activar otras medidas adicionales como una tasa negativa del -0,1% para los depósitos de los bancos y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0% de los tipos a largo plazo. Debido a que la inflación se sitúa en el 0,06% y la inflación subyacente, en el 0,03%, el banco central nipón se resiste a rebajar su medidas de estímulo como sí han hecho recientemente otras entidades de referencia, como el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal estadounidense (Fed), hasta que el IPC se aproxime al 2%, objetivo que la entidad quiere lograr hacia 2019. Desde Renta 4 consideran que a pesar de los recientes comentarios del BoJ sobre reducir sus compras en el tramo más largo de la curva (>10 años), su política monetaria seguirá siendo ampliamente expansiva. “El BoJ ha mantenido sus previsiones de inflación, no esperando alcanzar su objetivo de inflación del 2% hasta 2019, aunque su ‘dot plot’ sugiere que existe riesgo de que las previsiones de inflación vuelvan a revisarse a la baja. Esto garantiza que la política monetaria nipona siga siendo por el momento ampliamente expansiva”.