El resultado definitivo no se conocerá hasta el viernes, pero lo que sí sabemos es que las entidades financieras de la Zona Euro podrán solicitar a la autoridad monetaria una cifra equivalente al 30% de sus préstamos elegibles (a empresas no financieras y hogares, sin contar hipotecas) a un coste del 0% (en el primer TLTRO era del 0,10%), con la posibilidad de recibir […]
Dirigentes Digital
| 22 jun 2016
El resultado definitivo no se conocerá hasta el viernes, pero lo que sí sabemos es que las entidades financieras de la Zona Euro podrán solicitar a la autoridad monetaria una cifra equivalente al 30% de sus préstamos elegibles (a empresas no financieras y hogares, sin contar hipotecas) a un coste del 0% (en el primer TLTRO era del 0,10%), con la posibilidad de recibir un 0,4% en función del crecimiento del volumen prestado neto.
El resultado definitivo de esta primera ronda (en total se llevarán a cabo cuatro: dos más este 2016, en septiembre y diciembre, y una última en 2017) se conocerá el viernes, pero los expertos de Renta 4 esperan "una elevada demanda con el objetivo de los bancos de refinanciarse a tipos más bajos".
La anterior ‘barra libre’ supero los 400.000 millones de euros, por lo que desde Citi señalan que "podríamos hablar de otros 600.000 millones accesibles. ¿Préstamos? Considerando el escenario de tipos de interés actual y perspectivas, todo apunta a que buena parte de esta liquidez se destinará a crédito. Esto es lo que probablemente también espera el BCE".
Contribuir a mejorar las perspectivas de crecimiento e inflación es la ‘meta’ de todas las medidas no convencionales puestas en marcha por la autoridad monetaria de la Zona Euro desde 2014. Una ‘esperanza’ que comparten los expertos de Barclays quienes, añaden, que sin ellas tanto el PIB como los precios habrían sido mucho menores.
Por el contrario, Capital Economics ‘duda’ de que esta medida vaya a "dar un vuelco a la economía o al crédito". La firma explica que, en primer lugar, los bancos no se enfrentan a las severas restricciones de liquidez que les llevó a acudir al BCE en 2011/2012, lo que implica "un margen menor para efectos positivos sobre préstamos y estabilidad financiera".
Además, la caída de las rentabilidades de los bonos considerados como ‘seguros’ hace que las operaciones de carry sean menos atractivas que en el primer programa de liquidez. Finalmente, la incertidumbre económica actual hace a las entidades más reacias a prestar, al tiempo que empresas y hogares tampoco parecen muy dispuestas a pedir prestado.
"En consecuencia, es probable que la responsabilidad de estimular la economía se mantendrá sobre el programa de compras de deuda (QE) y veremos al BCE ampliar su duración", concluyen.