Seis cohetes recargan el bazuca de Draghi para hacer frente a la inestabilidad de los mercados y al debilitamiento de las perspectivas macro de la región. Además, del recorte del tipo de interés al 0% (desde el mínimo histórico previo del 0,05%), del tipo de depósito hasta el -0,4% (-0,3% previo) y del incremento de sus adquisiciones de bonos (a 80.000 millones desde los 60.000 […]
Dirigentes Digital
| 10 mar 2016
Seis cohetes recargan el bazuca de Draghi para hacer frente a la inestabilidad de los mercados y al debilitamiento de las perspectivas macro de la región. Además, del recorte del tipo de interés al 0% (desde el mínimo histórico previo del 0,05%), del tipo de depósito hasta el -0,4% (-0,3% previo) y del incremento de sus adquisiciones de bonos (a 80.000 millones desde los 60.000 millones anteriores), se reduce el tipo marginal al 0,25%, se incluyen en el universo de compras la deuda corporativa no bancaria, y se ponen en marcha cuatro operaciones de financiación a largo plazo (TLTRO II), las conocidas como ‘barras libres’ de liquidez para la banca, a partir de junio de 2016 y con tipos ajustados a las recientes rebajas.
Citi describe la actuación del BCE como "más agresiva", mientras que Capital Economics reconoce que la autoridad monetaria de la Zona Euro se ha puesto manos a la obra, matizando que "no puede hacer milagros".
¿Puede ‘sólo’ el BCE?
Cuatro años ‘cumplirá’ el próximo mes de julio la frase del presidente del BCE que alejó a la Zona Euro del abismo. La autoridad monetaria, dijo el banquero italiano, estaba (y está) lista para "hacer lo que sea necesario para salvar el euro…". Ese histórico "whatever it takes" al que añadió un "y créanme será suficiente" ("and believe me, it will be enough"). El QE prometido está ya en marcha, las tensiones se han reducido, pero las dudas sobre su eficacia son ahora mayores que nunca.
Mucho espera el mercado siempre del apodado por su capacidad de dar un vuelco positivo a las cosas ‘Super Mario’, pero en diciembre aprendió, y por las malas, que los años ‘no pasan en balde’ y su ‘arsenal’ se va agotando, mientras la inflación no repunta y el crecimiento flaquea… Sí, el euro se ha debilitado, el crédito ha comenzado a fluir, pero la recuperación es precaria, la brecha entre centro y periferia apenas se reduce, y la deuda (y su calidad) siguen preocupando. No son pocos los expertos que alzan su voz para pedir a los Gobiernos que entren en acción, incluso el propio Draghi les recuerda una y otra vez que sin reformas y apoyos fiscales, el BCE no puede sólo, pero, de momento, ‘sólo’ contamos con él…
Nadie dudaba de que habría nuevas medidas para apoyar la economía y los precios de la Zona Euro, la cuestión es ¿será suficiente? No sólo para cumplir objetivos, sino también para convencer a un mercado que aguanta en un complicado equilibrio los interrogantes que planean sobre la eficacia (y efectos perversos) de las políticas ultra-acomodaticias, el temor a un ‘aterrizaje forzoso’ de China y al impacto de la subida de tipos de la Fed, así como al potencial desestabilizador del hundimiento de las materias primas, con el petróleo a la cabeza.
Desde Amundi, además de reconocer que las medidas implementadas hasta ahora parecen haber alcanzado sus límites, advierten de los "daños colaterales", especialmente el "impacto de las rentabilidades demasiado bajas en la comunidad financiera". El BCE, afirman, no puede por si solo atajar la falta de demanda en la Zona Euro y, por ende, sus acciones para impulsar la inflación son limitadas. En este contexto, "parece deseable que use nuevas herramientas o que pase el testigo a los Gobiernos".
Coincide Marc Craquelin, director de gestión de activos de La Financière de l’Echiquier, al declarar que "aunque la política monetaria ha ayudado mucho durante los últimos años, cada vez estamos más convencidos de que se están alcanzando los límites: los bajos tipos de interés son beneficiosos para las economías mientras son efectivos en la transmisión de liquidez, y actualmente no es totalmente el caso. Es necesario introducir una mayor flexibilización de la política fiscal y cambios estructurales".
Mientras Hans Bevers, economista jefe en Degroof Petercam, añade que "con independencia de lo que se anuncie, es probable que el BCE todavía experimente grandes dificultades en llevar la inflación hasta su objetivo del 2%. Una política fiscal más expansiva probablemente probaría ser mucho más eficiente. Al mismo tiempo, los responsables de las políticas presupuestarias podrían no estar totalmente convencidos de esta necesidad, así que los mercados financieros seguirán mirando en la dirección de los responsables de la política monetaria para hacer más".
Con todo, Alex Fusté, economista jefe de Andbank, concluye: "¿Podría haber decepción en mercado? Sí, aunque menor que en diciembre. Atentos a los bajos niveles de TIR en los largos plazos core en Europa, pese a que de forma muy reciente las expectativas de precios han empezado a mejorar y que las rentabilidades de los bonos americanos también han ido al alza. La reacción positiva en los mercados también podría ser limitada: el QE no es una novedad, y la experiencia en Estados Unidos de ‘segundas, terceras… oleadas’ de QEs es que el impacto es cada vez menor. Palancas fiscales y reformas estructurales cada vez más necesarias, una vez muy explorada la vía monetaria".
Lo que esperaban los expertos
"Uno puede esperar que las respuestas políticas similares a los recortes de tipos o QE no producirán resultados muy distintos a lo que ya hemos visto, con crecimiento e inflación más limitados aún por el incierto contexto global", afirmaba Keith Wade, economista jefe de Schroders. Y añade: "Para que las autoridades mantengan la credibilidad, hay quienes sostienen que es hora de pensar ‘fuera de la caja’".
Es la idea que fendía Bank of America Merrill Lynch, aunque descartaba que lo hiciera y creía que el mercado se sentiría decepcionado, aunque por razones diferentes a las de diciembre. "La credibilidad requerirá de cambios técnicos y una mejor comunicación, y ajustar los TLTROs sería una respuesta adecuada", añaden estos expertos.
Por su parte, Michael Boye, experto en renta fija de Saxo Bank, recordaba que "el régimen de tipos de depósito negativos está recibiendo cada vez más críticas. Los economistas sostienen que el aumento de los costes están conduciendo a un aumento de los márgenes de crédito y, por lo tanto, a un flujo de crédito más lento hacia la economía real (irónicamente, el corazón del problema que el BCE ha estado tratando de abordar)".
Así, señalaba, "nadie va a desviar la mirada antes de tiempo de la rueda de prensa, ya que el presidente del banco central podría tener más trucos bajo la manga, y algunos de ellos podrían incluir un sistema basado en el nivel de tasas de depósito, una iniciativa sin precedentes en otras clases de activos, así como otros giros y ajustes a la condiciones de las compras mensuales".
Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP), añadía: "El BCE podría extender los términos y cantidades de las LTROs, reducir el umbral mínimo de aceptación para la calificación de crédito y para el rendimiento, adaptar la proporción máxima de emisión de bonos que puede mantener y ejecutar compras mensuales que no se cataloguen estrictamente dentro de la línea de la clave de capital del BCE".
Un a larga lista de medidas que, "serían útiles y efectivas a medio plazo", pero "no representan una ruptura significativa con la estrategia llevada a cabo desde 2011. Para impulsar la inflación se requiere más estímulo fiscal y coordinación entre los bancos centrales, le guste o no a Alemania. Hasta que eso suceda, el BCE se ve forzado a tomar la iniciativa en solitario".
Mientras, Yves Longchamp, head of research de ETHENEA Independent Investors (Schweiz) AG, recordaba que la autoridad monetaria podría "comprar préstamos directamente de la banca. Este programa de expansión crediticia podría servir de subvención para el sector y probablemente reduciría aún más la prima de riesgo corporativa e hipotecaria inherente a este tipo de préstamos. En última instancia, este punto debería ser bueno para la inversión, si bien solo lo sería si el problema del crédito estribara en la oferta".