Desde los primeros compases del año, los datos macro se han revelado favorables en general, apunta Yves Longchamp, estratega jefe de investigación de Ethenea Independent Investors. Este es, en su análisis de perspectivas, el “bueno” del escenario macro, pero también hay un “feo” y un “malo”… “En Estados Unidos y en la Zona Euro, los indicadores […]
Dirigentes Digital
| 16 feb 2017
Desde los primeros compases del año, los datos macro se han revelado favorables en general, apunta Yves Longchamp, estratega jefe de investigación de Ethenea Independent Investors. Este es, en su análisis de perspectivas, el “bueno” del escenario macro, pero también hay un “feo” y un “malo”… “En Estados Unidos y en la Zona Euro, los indicadores adelantados indican una recuperación en la actividad manufacturera, mientras que la confianza del consumidor deja entrever un futuro brillante. Además, la inflación ha vuelto a escena”. Mientras, la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) comienzan a plantearse “hacer menos para reactivar la economía”. La primera, debate reducir el volumen de su balance de 4,5 billones de dólares; el segundo, está sopesando la posibilidad de acometer un tapering, una reducción paulatina de estímulos real. “Acogemos con satisfacción estos recientes acontecimientos” macro, pero también reconocen que las economías desarrolladas se encuentran en una fase tardía del ciclo; además, la inflación repunta solo debido a los efectos de base del petróleo. Finalmente, “los dos acontecimientos políticos más importantes de 2016 a escala mundial, aún no han desplegado sus efectos”: el Brexit y las medidas de Donald Trump, a los que hay que sumar las elecciones en Francia, Alemania y, quizá, Italia. “En términos generales, la posibilidad de experimentar cierta decepción es elevada”, alerta este experto. El malo Por otra parte, aunque el presidente del BCE, Mario Draghi, ha reiterado, por activa y por pasiva, su compromiso con los estímulos, Longchamp cree que su retirada está ya sobre la mesa “y se desarrollará en consonancia con el IPC (…) en particular el germano”. Las consecuencias de una reducción progresiva de los mismos “representan una cuestión existencial, mucho más allá del alcance de la política monetaria, ya que la Zona Euro, en su situación actual, no puede hacer frente a tipos de interés más altos. Por lo tanto, constituye un riesgo sistémico”. Así, recuerda “el 22 de mayo de 2013, Ben Bernanke, presidente de la Fed en esa fecha, anunció su plan de reducir de manera gradual el programa de expansión cuantitativa (QE), una medida que se aplicó realmente medio año después. Sin embargo, el rendimiento del índice de referencia de los títulos del Tesoro estadounidense a 10 años de referencia prácticamente se duplicó hasta alcanzar el 3%”. Y va más allá al adelantar que “si se anunciara una reducción gradual de estímulos en Europa en los próximos meses, los precios de la deuda pública experimentarían una acusada corrección (…) Alcanzarían un 2% en Alemania, un 2,5% en Francia, un 3,1% en España, un 3,8% en Italia y un 6,5% en Portugal. Según nuestro análisis, estos niveles de rendimiento son insostenibles para los países con una macro más débil y podrían ser el detonante de un nuevo episodio de la crisis del euro”. El feo La Zona Euro es frágil, continúa Longchamp, “mientras la inflación siga siendo baja, una política de tipos bajos y QE persigue el doble objetivo de estabilidad de precios y sistémica. El problema cuando aumentan el IPC radica en que, en última instancia, pondrá en peligro este equilibrio”. Y es que, explica, “no se ha logrado ningún progreso significativo en términos de integración política y fiscal ni en materia de reformas estructurales”. Si este análisis resulta ser correcto, “serán los rendimientos italianos los que fijen el nivel del tipo libre de riesgo, no los alemanes ni los estadounidenses. Como Italia es demasiado grande para quebrar debido a sus posibles consecuencias desastrosas para la Zona Euro, esta permanecerá libre de riesgo mientras las yields transalpinas se mantengan por debajo del crecimiento del PIB nominal, que se espera que se sitúe en el 2,2% en los próximos años, una cifra que supone, en esencia, el nivel del rendimiento italiano a 10 años en este momento. Puede que hayamos alcanzado el tipo libre de riesgo más alto de este año”, concluye.