Un año después de que Reino Unido decidiera salir de la Unión Europea comienzan a apreciarse los primeros efectos a nivel nacional. Tanto por el lado de los británicos, cuyo crecimiento ya se ha visto mermado en el primer trimestre de 2017, como en el de los estados europeos, donde la depreciación de la libra […]
Dirigentes Digital
| 27 jun 2017
Un año después de que Reino Unido decidiera salir de la Unión Europea comienzan a apreciarse los primeros efectos a nivel nacional. Tanto por el lado de los británicos, cuyo crecimiento ya se ha visto mermado en el primer trimestre de 2017, como en el de los estados europeos, donde la depreciación de la libra (10% respecto al euro) está empezando a hacer mella en las exportaciones. El Banco de España (BdE) ha publicado un informe para analizar el impacto acumulado del ‘Brexit’ en el comercio español. En concreto, las exportaciones nominales españolas a Reino Unido han evolucionado a tasas negativas desde la votación, un -1,1% en el último cuatrimestre de 2016 y un -0,9% en el primero de 2017, según los datos de Aduanas. Esta relación ha sido tradicionalmente positiva, ya que las ventas españolas en suelo británico suelen crecer más que hacia el conjunto de la UE; en 2015 crecieron un 10,4%, frente al 6,4% de las segundas, mientras que en la primera mitad de 2016 lo hicieron en un 11,3%, frente al 5,7% de las dirigidas al mercado común. Según el supervisor nacional, los efectos de la depreciación de la libra sobre las exportaciones españolas “no son obvios”. Si el exportador español mantiene el precio en libras, protegerá su cuota de mercado, pero verá reducidos sus ingresos en euros; si, por el contrario, opta por mantener el precio en euros, el encarecimiento del producto exportado cuando el precio se mide en libras conducirá a una pérdida de cuota tanto mayor cuanto menor sea su poder de mercado. Por lo que respecta a las importaciones españolas de bienes procedentes del Reino Unido, la depreciación cambiaria no debería afectar significativamente al flujo en términos nominales medido en euros. En la práctica, sin embargo, las importaciones procedentes del Reino Unido han tenido un comportamiento relativo menos favorable que las que tienen su origen en el conjunto de la UE. Así, por ejemplo, mientras que en 2015 las importaciones del Reino Unido y de la UE crecieron un 13,8 % y un 8,9 %, respectivamente, las correspondientes tasas de la segunda mitad de 2016 fueron un –18,2 % y un 0,9 %, muy influidas por la caída de los precios energéticos. Los datos referidos al primer cuatrimestre de 2017 han mostrado un repunte de las compras procedentes del Reino Unido, hasta situar su tasa de crecimiento interanual en el 8,2 % (6,9 % para el conjunto de importaciones procedentes del Reino Unido), evolución en parte relacionada con el incremento de las importaciones energéticas, favorecidas por los mayores precios del crudo al inicio del año. El BdE advierte de que “el año transcurrido desde el referéndum ha venido marcado por una evolución más débil de los flujos nominales de comercio español frente al Reino Unido” cuya explicación no sólo recae por el desarrollo del tipo cambiario. Sin embargo, las expectativas de una menor integración británica en los mercados europeos y la posibilidad de un ‘hard Brexit’, donde los aranceles quedarían sujetos al marco general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), podrían generar cotas adicionales de incertidumbre.