La sexta economía por volumen de Latinoamérica acumula ya cuatro años consecutivos de descensos en su PIB y unas condiciones de vida cada vez precarias para los 31 millones de habitantes en el país. La recuperación económica no ha llegado a Venezuela, que registró las mayores caídas en el producto interior a nivel mundial (un […]
Dirigentes Digital
| 28 dic 2016
La sexta economía por volumen de Latinoamérica acumula ya cuatro años consecutivos de descensos en su PIB y unas condiciones de vida cada vez precarias para los 31 millones de habitantes en el país. La recuperación económica no ha llegado a Venezuela, que registró las mayores caídas en el producto interior a nivel mundial (un 10% en 2016) y un incremento histórico de la inflación (476% en 2016). Además, las perspectivas para el próximo año no son optimistas: se espera que el PIB se resienta un 4,5% más y que la inflación se incremente un 1.600%. El país gobernado por Nicolás Maduro ha sido tradicionalmente dependiente de las exportaciones de petróleo. El colapso del precio del crudo y la carencia de una industria manufacturera local desarrollada han sido las principales causas de la profunda recesión. Al mismo tiempo, muchas compañías durante la crisis de cesar sus operaciones en la región, unida al encarecimiento de las importaciones debido a la depreciación del bolívar han acentuado los problemas. Las consecuencias han sido una escasez notable de productos y unos precios imposibles de asumir para el consumidor medio. El 70% de los venezolanos creen que la situación de su país es peor que hace un año y un 61% califican como peor su propia situación personal, según los datos de Kantar Worldpanel. El principal reflejo de las dificultades de los ciudadanos para cubrir sus necesidades básicas es la continua caída del consumo registrada desde 2008. El consumo de bienes básico lleva siete años cuesta abajo y sin frenos, pero la tendencia se ha acentuado en 2015 (-23%) y 2016 (-24%). La pérdida de poder adquisitivo es más notable en lo que se refiere a bienes de primera necesidad como alimentos (-27%), lácteos (-25%), productos de limpieza (-17%) y bebidas (-14%). Los bienes básicos o de primera necesidad son los que más se demandan y por lo tanto los más ausentes en los estantes del supermercado. Un 35% de los productos que estaban disponibles hace ocho años ya no se pueden encontrar en Venezuela. Las categorías más afectadas han sido el aceite para cocinar, el arroz, la pasta, el maíz o incluso el papel higiénico. Un ejemplo ilustrativo de la situación del país es la cantidad de azúcar disponible en comparación al inicio de la crisis, un 90% menos, lo que ha derivado en el desarrollo de una industria "baja en calorías" o con variantes del producto.