Según el informe “Situación Consumo Segundo Semestre 2016” de BBVA, El consumo privado ha perdido dinamismo en el segundo semestre, pero menos de lo esperado en junio. La contribución de algunas de las variables que determinan el gasto ha sido menor que en los primeros compases del año. En particular, la percepción de los hogares […]
Dirigentes Digital
| 14 dic 2016
Según el informe “Situación Consumo Segundo Semestre 2016” de BBVA, El consumo privado ha perdido dinamismo en el segundo semestre, pero menos de lo esperado en junio. La contribución de algunas de las variables que determinan el gasto ha sido menor que en los primeros compases del año. En particular, la percepción de los hogares sobre la situación económica y las cotizaciones bursátiles han retrocedido y la expansión del componente salarial de la renta disponible de las familias se ha atenuado. El crecimiento de las nuevas operaciones de financiación al consumo, que se había moderado durante el inicio del tercer trimestre, ha cobrado impulso y en octubre superó el 30% interanual. Como resultado, el aumento del gasto de las familias habría rozado el 2,5% anualizado en el segundo semestre del año. Los indicadores parciales de demanda de bienes duraderos ya anticipaban que el crecimiento del consumo se había ralentizado. Entre ellos, destaca el automóvil. La desaparición del PIVE-8 a finales del mes de julio ha hecho mella en la demanda de particulares, que han matriculado en torno a 2.500 turismos menos cada mes respecto a las cifras del primer semestre. Por el contrario, el canal profesional ha ganado tracción durante la segunda mitad del año. La mejora de la coyuntura económica y una temporada turística excepcional han incentivado la renovación de flotas de empresas y alquiladoras. El incremento de la renta per cápita y el descenso del precio relativo de los carburantes, de la tasa de desempleo y de los tipos de interés de las nuevas operaciones de crédito al consumo explican que el año en curso se pueda cerrar con 1.145.000 turismos matriculados. En 2017, el ascenso esperado de la renta de los hogares y la caída de la tasa de paro y de los precios de financiación compensarán las repercusiones negativas de la desaparición del PIVE y del incremento del precio del petróleo, de tal modo que se espera que las ventas volverían a aumentar hasta 1.200.000 unidades. El gasto en mobiliario también se ha moderado en la segunda mitad de 2016 debido a la atonía de la demanda de vivienda y la pérdida de importancia del mueble en la cesta de consumo de las familias. A pesar de que la facturación del sector ha aumentado alrededor del 20% en los últimos tres años, todavía se encuentra un 50% por debajo de la que existía a comienzos de 2007. La menor expansión de las ventas de muebles ha repercutido sobre su precio, que se ha estabilizado durante los meses transcurridos del segundo trimestre. BBVA Research pronostica un incremento superior al 6% de la inversión nominal en vivienda en 2017. El gasto medio real por hogar en muebles y artículos de amueblamiento apenas superó los 175 euros en 2015, un 64,3% menos que en 2006. Al igual que la de muebles, la recuperación de la demanda de electrodomésticos y de artículos de electrónica de consumo ha perdido empuje durante el segundo semestre. Tanto la facturación como el número de unidades vendidas continuaron atemperando su ritmo de expansión en el segundo semestre, de tal modo que a finales de 2016 todavía ningún producto habrá recuperado el nivel de demanda anterior a la crisis. Las ventas de lavadoras, frigoríficos y lavavajillas, que han experimentado un mejor desempeño relativo en los últimos años, se sitúan entre un 20% y un 30% por debajo de las cifras de 2006-2007, mientras que las de electrónica de consumo son hoy la mitad que las efectuadas en 2007. El menor consumo de electrodomésticos también ha contribuido a rebajar sus precios, que han reanudado la caída interrumpida en los primeros compases del año. Desde noviembre de 2015, el precio de los electrodomésticos se ha reducido un 1,8%. En contraste, el comercio de motocicletas y de equipamiento TIC ha repuntado en la segunda mitad del año. La mejora de las expectativas laborales de los compradores potenciales de motocicletas, el aumento de la financiación y el efecto de la entrada en vigor de la normativa Euro 4 explican que las matriculaciones alcancen las 150.000 unidades en 2016, un 10% más que en 2015, y las 160.000 en 2017, todavía también lejos de las cifras pre crisis. Por su parte, el comercio de equipamiento TIC, impulsado por el descenso de precios, ha encadenado dos trimestres de crecimiento notable de las ventas y ya ha recuperado casi el 75% de la facturación perdida durante la crisis. Los precios de todos los bienes de electrónica de consumo y equipamiento TIC disminuyeron entre enero y noviembre, tanto en términos absolutos como relativos. Entre los restantes productos que componen la cesta de consumo de las familias, destacan la salud y la educación. El gasto privado real en salud y educación disminuyó menos que el total a lo largo de la crisis y está creciendo más durante la recuperación. Los datos sugieren que el envejecimiento de la población juega un papel decisivo en estas tendencias. Las proyecciones demográficas más recientes indican que el grupo que más contribuirá al aumento de la población durante las próximas tres décadas será el de los mayores de 64 años. Este resultado sugiere que la demanda de productos sanitarios seguirá cobrando importancia a medio y largo plazo. Por el contrario, la evolución futura del gasto en servicios educativos es más incierta. En 2017 el crecimiento promedio anual del consumo privado se ralentizará hasta el 2,3% debido a la menor contribución de la renta y la riqueza inmobiliaria, la desaparición de algunos factores transitorios que han incentivado el gasto de las familias durante el año en curso, como la rebaja fiscal, el repunte de la incertidumbre y el incremento de los costes energéticos. Por el contrario, la expectativa de que los tipos de interés permanezcan en niveles históricamente bajos seguirá actuando como soporte del gasto. Al respecto, la reducción de la carga financiera de los hogares españoles desde 2008 ha compensado el descenso de los ingresos financieros procedentes de los depósitos, lo que ha supuesto un ahorro neto para las familias cercano a los 25.000 millones de euros.