El repunte de la inflación moderará el ascenso de la renta disponible y de la riqueza inmobiliaria en términos reales, a pesar de la recuperación del empleo y del precio de la vivienda. Por el contrario, se prevé que la contribución de la riqueza financiera neta al aumento del gasto de las familias sea mayor […]
Dirigentes Digital
| 15 feb 2017
El repunte de la inflación moderará el ascenso de la renta disponible y de la riqueza inmobiliaria en términos reales, a pesar de la recuperación del empleo y del precio de la vivienda. Por el contrario, se prevé que la contribución de la riqueza financiera neta al aumento del gasto de las familias sea mayor que en 2016, y que las nuevas operaciones de financiación al consumo sigan creciendo, apoyadas en unos tipos de interés oficiales todavía reducidos. En consecuencia, se espera que el consumo privado se incremente el 2,5% este año, cinco décimas menos que en 2016, y el 2,4% el próximo. El crecimiento de la inversión en maquinaria y equipo se mantendrá en niveles elevados durante el bienio 2017-2018, aunque será previsiblemente menor que el observado desde el inicio de la recuperación. A esta desaceleración contribuirán la menor demanda embalsada de maquinaria y equipo y la desaceleración prevista del resto del gasto interno. Asimismo, la normalización gradual de los precios del petróleo y de los tipos de interés, desde mínimos históricos, encarecerá marginalmente la financiación propia (vía ahorro) y ajena de los nuevos proyectos de inversión en los próximos años. Por el contrario, la evolución esperada de la demanda de exportaciones seguirá apoyando con igual intensidad a la ampliación de la capacidad instalada. En balance, se espera que, tras tres años creciendo a una tasa media anual del 7,6%, la inversión en maquinaria y equipo se incremente a tasas del 4,1% y el 4,3% en 2017 y 2018 respectivamente. El informe señala también, que el mercado inmobiliario continuará recuperándose durante los próximos años, apoyado en la buena salud de sus fundamentos. En este sentido, tanto el crecimiento del empleo como la evolución positiva, aunque menos dinámica, de la renta bruta de los hogares seguirán sustentando la inversión en vivienda. Todo ello bajo unas condiciones financieras que, a pesar del aumento esperado del coste del endeudamiento a medio y largo plazo, se mantendrán relativamente favorables. Asimismo, las expectativas de los agentes en torno al crecimiento de los precios de la vivienda continúan consolidándose y las zonas de mayor actividad económica del país comienzan a evidenciar la necesidad de vivienda nueva. En resumen, se mantienen prácticamente invariantes las perspectivas sobre la inversión en vivienda respecto al escenario descrito en la anterior edición de esta publicación. En 2017 el crecimiento de esta partida de la demanda será del 3,2% mientras que en 2018 repuntará hasta el 5,8%. De este modo, la inversión en vivienda contribuirá al crecimiento del PIB con 0,14pp en 2107 y 0,26pp en 2018. La inflación general se acelera Durante los últimos meses los precios generales de los bienes de consumo han aumentado con fuerza dejando atrás el episodio de inflación negativa en el que se encontraba inmersa la economía española desde mediados de 2014. Así, tras cerrar el 2016 con una inflación general del 1,6% a/a en diciembre (-0,2% en el promedio del año), el indicador adelantado del Índice de Precios al Consumidor (IPC) señaló una aceleración de 1,4pp hasta el 3,0% en enero. Detrás de este comportamiento se encuentra, principalmente, el repunte de los precios de la energía (cercano al 17% a/a en enero), que a su vez responde a tres factores: el efecto base generado por la caída registrada hace un año (-8,4% entre noviembre de 2015 y enero de 2016), la corrección al alza en el precio de las materias primas (13% en el caso del barril Brent en euros acumulado durante los últimos dos meses) y, por último, la presión al alza en el precio de la electricidad (11,9% entre noviembre y enero), condicionada además por la meteorología adversa. En contrapartida, la inflación subyacente se ha mantenido prácticamente estable en torno al 1,0% a/a (0,8% a/a en promedio en 2016) lo que, en todo caso, supone una presión sobre las ganancias de competitividad-precio de la economía española dado el contexto de baja inflación subyacente en Europa. Así, las estimaciones de BBVA Research indican que el diferencial de inflación tendencial respecto a la zona del euro ha disminuido un punto desde su máximo en octubre de 2013, hasta los 0,1pp en diciembre. Las demandas salariales se mantuvieron estables durante el cuarto trimestre, en línea con la inflación subyacente. El crecimiento salarial medio pactado en convenio colectivo se situó en el 1,1% entre octubre y diciembre en los convenios revisados plurianuales y en el 1,0% en los firmados a lo largo del año en curso, que vinculan a 1.994.00 trabajadores. Como se aprecia en el Gráfico 3.8, el aumento de la retribución en el cuarto trimestre fue similar al registrado durante el resto del año, pero menor que el 1,5%, cifra establecida como límite máximo en el III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) para el conjunto de 2016